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En cuanto Geraldine huyo ,sus padres fueron notificados, al intentar hacer algo, las autoridades dijeron; es mayor de edad y si ella decidió irse, era su problema, en el convento las monjas se miraban una a una atónitas la parecer la chica había fingido bastante bien su gusto al encontrarse en ese lugar.
La madre superiora hablaba bastante molesta con la madre Jenkins, quien era la encargada de comprar los víveres e ir al mercado o a los súper mercados para el abastecimiento de los alimentos.
Es la primera vez en muchos años que sucede eso, Jenkins, me avergüenzo de la manera tan ineficiente que cuido y vigilo a esa chica, este año solo entraron cinco chicas, ahora con una menos solo tenemos cuatro, - la superiora se mostraba molesta.
Superiora, no cree que es mejor que tengamos chicas que realmente quieran estar en este lugar y no obligadas por sus padres- hablo Jenkins con sabiduría- hay jóvenes que buscan un refugio y se les olvido o no saben cómo vivir.
Mientras las dos madres hablaban, Salma se encontraba limpiando las ventanas del área del comedor con la falda anudada hasta por arriba de la rodilla, sus piernas bien formadas se dejaban ver, alguien que iba cruzando por el patio se dio cuenta de ello y miro las piernas con curiosidad y deseo, era algo bastante delicioso, esa persona era el padre Salvatore que ese día había ido a oficiar misa para la congregación de monjas que cada día era más pequeña.
Ahora con esa imagen no podría dormir tranquilo, si no lo había podido realizar con tranquilidad desde que estuvo con la chica a solas, soñando con esos labios carnosos y ese rostro de muñeca que tenía, sus lindas facciones, esos hermosos ojos que querían decir muchas cosas e incitaban al deseo, << POR DIOS>> pensó Luca Salvatore, él no podía tener esa clase de pensamientos con respecto a esa chica y menos a una tan joven. Continuo con su camino, se comenzó a preparar para el servicio, tenía que mantenerse sereno, pero no podía, así que lo dio de manera rápida, puesto que necesitaba salir de ese lugar, lo necesitaba, miraba desde su silla a la chica que se encontraba en segunda fila, su cabello recogido en una cola de cabello, pero se imaginó su ese hermoso cabello hechizante que caía para cubrir su parte delantera.
Cuando termino el servicio algunas de las chicas se acercaron para platicar con él y preguntarles algunas dudas excepto Salma, quien se quedó sentada en su asiento con la mirada fija a la nada, o eso creyó el joven sacerdote; la chica miraba la figura de este, era atractivo, guapo, los labios del hombre eran simples, pero las manos eran fuertes y bastante masculinas, sin querer se imaginó esas manos recorriendo su cuerpo y esos labios posados sobre los suyos,.
Era un pensamiento pecaminoso, pero eso no le importo, en verdad, no trato de decir alguna oración rápida, ni nada de eso, al contrario quería sentir esos labios, sintió una conexión de calidez en la parte baja de su cuerpo, era algo cálido y demasiado excitante, por eso no se levantó, ella sabía sobre anatomía y fisiología, es decir sobre el funcionamiento del cuerpo humano, había sentido esa sensación con algunos de las personas con las que salió pero nunca conecto, en verdad casi nunca había conectado con ninguna persona, pero al ver los ojos de Salvatore se sintió completamente transportada a otro nivel.
Se levanto del asiento al ver que las demás chicas ya se habían alejado, necesitaba escuchar la voz de Salvatore, quería estar cerca de él y olerlo, la última ocasión pudo percibir el olor del cuerpo del hombre combinado con una loción, era imperioso para ella estar cerca de él, así que le pediría que la confesara, aunque sea para poder estar con él, unos cuantos minutos a solas y poder sentir su presencia.
Buenas tardes, padre Salvatore- hablo con timidez la chica al hombre que se encontraba frente a ella- me gustaría poder hablar con usted y hacer mi confesión- expreso la joven con una nota de emoción baja en su voz.
El hombre miro a la chica y se le quedo observando con curiosidad, no podía dejar de pensar en las piernas de ella, tenía que hacer algo, pero antes debía de cumplir con su trabajo de sacerdote y confesar a la chica que iba con dirección a la oficina que le había asignado la superiora de la congregación para hablar con las chicas.
Adelante, Salma- dijo el hombre dejando pasar primero a la chica, la cual paso con paso lento al lugar y se sentó en la silla que se encontraba frente al escritorio, era una mini biblioteca donde las chicas podían leer o escribir cartas para su familia, así que se encontrarían tranquilos.
Padre, la vez pasada nos interrumpieron antes de mi confesión- hablo Salma con calma- he estado pensando mucho en mis pecados, solo que siento que no tengo ninguno- la mujer miro a la persona que se encontraba frente a ella vestida de negro que la miraba.
Si, la huida de tu compañera fue algo que afecto mucho a la congregación- hablo Salvatore- ahora hablemos acerca de ti y como llegaste a este lugar- el hombre no podía dejar de ver los labios de la joven e imaginar sus piernas torneadas y firmes.
Llegue aquí debido a que necesito paz y este era el único lugar del mundo donde podía hallarla, así que decidí que lo mejor para mí era este lugar- la chica señalo con sus manos alrededor intentando que con eso se comprendiera que se refería al convento.
¿entonces tu fe?- cuestiono el hombre a la chica que tenía frente a él- ¿no la sientes? - al hablar Salvatore dejaba en claro que buscaba un punto débil en la joven, sus sentimientos un poco carnales y de hombre se estaban haciendo cada vez más presentes y no sabía que hacer o cómo actuar delante de la joven Neville, era hermosa, y sentía deseo de hombre creiciente por ella.
Tengo fe, y me gusta estar aquí- la joven miro con intensidad a Salvatore- este lugar es mucho mejor que mi aburrida vida en el exterior- y sus ojos se posaron en los labios del hombre que imagino que besa a la joven con pasión-