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Mientras marcaba al doctor Alfred, se imaginaba un mundo siendo padre; el vientre crecido de Regina, compartiendo juntos esa sensación desconocida de "formar una vida". Se imaginaba una niña, que por supuesto tenga los ojos de su madre, verdes claros y profundos, el cabello color castaño como él, o en dado caso de ser un niño, será tan fuerte como él e inteligente para los negocios. Diego fantaseo por un rato hasta oír el sonido de la voz del doctor Alfred.
-¿Señor Hassiel?- pregunta repetidas veces.
-eh, si, disculpe. Le llamo porque ya recibí los resultados...
-entendido, lamento mucho el resultado de su esposa.
-si, la verdad eso me tiene consternado, nos interesa muchísimo quedar en embarazo muy pronto, ¿No hay alguna solución para nuestro caso? - pregunta Diego cruzando sus dedos y cerrando los ojos en espera de una respuesta positiva.
El doctor Alfred quedó en silencio quizás unos diez segundos, causando una sensación de desespero en Diego.
-hay una solución señor Hassiel. Quizás sea algo más complejo.
-haremos lo que sea necesario...
-un vientre en alquiler, es una forma de lograr un embarazo, pero no tendrían los óvulos de su esposa, solo los de la mujer que alquile su vientre.
-entiendo... ¿Cómo debería buscar a alguien?
- publique su solicitud en páginas o en cosas así, le recomiendo una persona muy parecida a su esposa para que no exista inconvenientes por eso.
-por supuesto... ¿Luego de eso?
-me llama nuevamente, le haríamos un chequeo profundo a la persona que acepte ser su vientre en alquiler y luego se inicia el proceso de fecundación, todo depende de usted señor.
-lo llamaré cuando tome una decisión señor, muchas gracias doctor.
Diego se queda un poco pensativo, pero se despide amablemente del doctor, tal vez no era en la forma que él deseaba formar una familia, sin embargo es una esperanza y es mejor eso que nada.
Debe hablarlo primero con su esposa, la cual entra de manera inmediata a su oficina.
-¿Está todo en orden, amor?- pregunta Regina.
-justo contigo quería hablar...
Debido a la seriedad en el rostro de Diego, Regina prensa su cuerpo, sus manos sudan por los nervios, pero aún así se acerca hasta el escritorio y lo mira fijamente. Lista para dar una defensa y hacerse la víctima. Es una experta en eso.
-¿Qué pasa...?- pregunta nerviosa.
-el doctor Alfred me dijo que hay una solución para que podamos formar una familia, quiero saber si estarías dispuesto a hacerlo ...
El alma de Regina regreso a su cuerpo luego de eso, «no descubrió nada, eso es lo importante» pensó.
-¿ De qué solución hablas, amor?
- vientre en alquiler.
-¿Vientre en alquiler? - pregunta atónita.
-alguien más llevará el embarazo, pero seguirá siendo nuestro bebé.
Regina miró al suelo, de manera pensativa.
-mis óvulos no sirven- dice con algo de confusión.
-por eso es el vientre en alquiler, usaré los óvulos de la otra persona. Si aceptas buscaré a alguien que luzca como tú exactamente.
Diego se levanta del escritorio, sujeta las manos de Regina y la mira a los ojos.
Regina se quedó pensativa.
«quizás no es tan mala idea que alguien más lleve el embarazo, me liberaría a mi de esta pesadilla y le haría a él su sueño cumplido, todos quedaríamos felices... Aceptaré».
Regina retira las manos de las manos de Diego y las coloca en su rostro.
-amor, solo quiero que seas feliz y tu felicidad es la mía, ¡Hagámoslo¡
Diego no cabe en su emoción, la carga nuevamente y la besa, le llena de besos su rostro.
-me haces el hombre más feliz del mundo, ¿Qué quieres? ¿Viajar a París? Pídeme lo que quieras y te lo daré en seguida.
Justo lo que yo adoro, que todos mis caprichos estén bien satisfechos. Sabía que al darle una respuesta positiva a mi tonto esposo él estaría tan eternamente agradecido por mí, me dará todo lo que quiero, dinero, joyas... Todo.
¿Por qué no lo dejo o le pido el divorcio si tanto odio la propuesta de el fulano embarazo? Pues es simple, toda la fortuna que cada día crece más de Diego me tiene que pertenecer.
Yo tengo que ser la única dueña de todo y pronto se me ocurrirá alguna idea infalible para que así sea. Mantenerlo feliz ahora es solo el inicio de mi vida perfecta. Aunque me cueste y tenga que hacer cosas ridículas como ahora.
El mundo tenía más color ahora que las posibilidades de ser papá están más altas que nunca, bueno... No puedo ir tan deprisa cuando a penas estoy organizando todo.
Tenía una reunión con mi fiel consejero, mi gran amigo Max, el que no solo actúa como mi hermano mayor, aunque sea solo dos años mayor, es mi figura familiar más cercana, con excepción de mi tía Brillit. A ella solo la veo una vez cada tantos años.
-¿Qué tal está todo?- me saluda dando un abrazo y palmadas en la espalda.
Max se encargaba de vigilar todo el proceso en el nuevo restaurante, al ser el que menos dinero puso en cuanto a la construcción y materiales para lograr la inauguración, se tomó muy en serio el papel de gerente general del lugar; encargándose no solo de que todo esté en óptimas condiciones si no también de los empleados.
Nos sentamos en la mesa de siempre, en la más espaciosa y privada que tiene el salón.
-¿El lugar va bien no?- pregunta Diego dando un vistazo desde su lugar a todo el salón.
-claro, te dije que usar la temática de cabaña es algo que a las personas les gusta, se sienten como en casa.- asegura Max.
-tienes razón, por eso te confío tantas cosas, y hablando de confiar...
-oh no, ¿Qué sucede ahora?- pregunta Max con cara de desconfiado.
-es sobre los resultados...
-mierda, cierto que te llegaban hoy, ni siquiera te pregunté, ¿Qué tal?
-yo estoy excelente, cien porciento operativo... Es Regina.- con voz desanimado.
-¿Tiene problemas?
-sus óvulos no son fértiles.