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El día fue agotador para el grupo; habían pasado no solo más de cincuenta chicas, si no que a demás de eso, ninguna estaba en las medidas exactas para tener al bebé, ninguna calificaba.
Mujeres fumadoras, alcohólicas, que aún lo son o lo fueron, tomando antidepresivos, con condiciones físicas difíciles para el parto. Un sin fin de cosas que Diego no pasaba por alto, quizás un par de chicas con el visto bueno, sin embargo no eran suficientes para mandarlas al chequeo, si alguna daba una enfermedad o algo así, entonces se encontraría en el mismo punto de partida que del principio.
Fue cuando el vigilante avisa que aún hay otra chica.
-¿No creen que estamos perdiendo el tiempo aquí?- insinúa Regina un poco irritada.
-aun falta una, probaremos y luego decidiremos.- afirma Diego con esperanzas.
Llega la chica, para los ojos de Regina solo se veía como una andrajosa pobre y con arapos sucios, con poca clase y para nada aceptable.
A los ojos de Diego es una chica humilde y con una vibra muy natural y apacible.
Luego de un par de preguntas básicas, Regina les insinúa una reunión rápida para decidir.
-¿Qué pasa Regi?- le pregunta Flor, la cual ya estaba bastante animada con todo esto.
-estoy cansada amor, ¿Podemos hacer esto otro día?- dice mirando a Diego colocando ojos tiernos.
-tienes razón, cariño, has pasado todo el día aquí... Mejor ve a la mansión, llévate mi auto, le llamaré a Meison para que me busque luego.
Regina sonríe de manera satisfactoria y le da un beso en los labios a su esposo mientras que toma las llaves del auto, sujeta a Flor por un brazo y ambas se marchan.
Max asqueado por la escena le dice a Diego.
-¿Me necesitas aquí o ya puedo marcharme yo también?- le hace burla a la actitud de Regina, colocando los ojos del mismo modo.
Diego lo golpea en el hombro con sarcasmo mientras se sonríe.
Martina aún seguía incómoda sentada en la silla en el medio del salón.
-continuaré con esto, tu vete. Gracias por ayudarme en esto Max.- ambos se despiden y Diego desliza su mirada nuevamente a Martina.
-bueno... Martina, te ves algo joven como para querer un embarazo.
-si, realmente es el dinero lo que necesito.
Diego se acerca un poco más a Martina para no dar ese toque de suspenso a todo, si no darse a ver cómo una persona cálida.
Este logra detallar más su rostro, una mujer bastante hermosa, quizás un poco más rústica que su esposa, sin embargo estaba casi seguro de que Martina es más bella que Regina.
Se enfoca en saber más sobre ella.
-entiendo, ¿Estudios?
-si.- fue una respuesta tajante para la situación.
-¿Dónde vives?- pregunta notando su incomodidad.
-¿Eso es importante?
-claro- sonriendo un poco por su reacción-, debo saber en dónde vives, en caso de aceptarte como portadora de mi bebé, debo estar al tanto de muchas cosas personales; incluyendo tu vivienda.
Notó que Martina está un poco más nerviosa que desde el principio. No sé que decir para calmarla.
-mejor dime... ¿Es primera vez que haces esto?
-si, ¿No se nota?
-solo quiero aliviar las cosas un poco, de todas las que llegaron aquí eres la única a la que noto con nervios.
-bueno, jamás he estado embarazada, jamás he bebido alcohol, ni drogas, ni nada de eso que sé que puede afectar el crecimiento de un bebé, por supuesto que soy apta para eso.- explota de sobre información.
Su sinceridad es notable, su rostro es serio y en calma al decirlo, muchas veces en las mentiras se las delata las expresiones, las muecas de las personas. Ella es pacífica.
-perfecto, Martina, te daré mi número de teléfono, mañana temprano necesitarás estar en la clínica de la ciudad, ahí está la dirección.- le entregó en sus manos el papel con las indicaciones y la dirección de la clínica a dónde tiene que asistir a primera hora.
Ella lo sujeta y lo lee.
-¿Eso es todo?- me pregunta confundida.
-si... ¿Esperabas algo más?
-no lo sé, se supone que tendré un bebé con usted.
No puedo evitar reírme al escuchar eso, su inocencia es muy grande quizás, me causaba ternura.
-solo fuiste seleccionada entre todas para el examen médico, luego de eso veremos si eres aceptable para ser mi portadora.
Su silencio me dió a entender que pese a mis palabras aún sentía que algo faltaba.
-de acuerdo-deja salir de sus labios una bocanada de aire pequeña. Quizás decepcionada por lo rápido que fue todo.
-Te veré mañana, Martina.
Extiendo mi mano para estrecharla con la suya, ella acepta y tambien la toma, ambos nos miramos un par de segundos, fue muy rápido pero muy intenso.
Ella se marchó, dejándome en el medio del salón, al verme solo cerré con llave el lugar y llame a Meison para que viniera por mi, "en un minuto llego, señor".
Ansioso por llegar a casa y abrazar a mi esposa, lo estamos logrando.
Al llegar noté que ella está acostada en la cama, en la pijama sexy que sabe que adoro, una bata pequeña con tela casi transparente, sin brasier, dejando a la simple vista sus hermosos pechos.
-¿Cariño?- me pregunta, haciendo que logré desviar mi mirada de su increíble cuerpo.
-ya termine por hoy.
-fue una fila enorme... No esperaba que tantas mujeres quisieran un bebé.
-quizá no solo es "el bebé" también puede ser el dinero.
-en eso pensé, pero... Llevar un bebé ajeno por tantos meses, solo por dinero. Es increíble.
Yo no puedo dejar de pensar en la última chica de todas. Fue diferente y no encuentro la razón específica de eso. Mi esposa me interrumpió mis pensamientos.
-¿Está todo bien?
-si, deberíamos descansar, mañana debemos ir a la clínica de nuevo para ver qué las chicas que seleccionamos estén en óptima salud.
Mi esposa asiente, dejando un beso apasionado en mis labios, jamás me cansaría de ella, de su fuego, de su pasión. Quizás es poco interesada en todo esto, pero supongo que la maternidad es diferente cuando no eres tú quien lleva el bebé. Intenté no pensar en eso, ni en Martina, así que me enfoque en los besos de mi esposa, en pasar mi mano por todo su cuerpo y en concentrarme en su amor por mi.
Terminamos desfallecidos, acostados en la cama, listos para otro día nuevo.
No pude evitar soñar nuevamente, con un bebé, un varón.
Sus ojos iluminaban toda la habitación entera, ¿Será normal este tipo de sueños cuando aún siquiera está la prueba de embarazo positiva? Es extraño, me siento extraño. Quisiera que Regina se sintiera aún más parte de esto.
El sonido se la alarma me trajo de vuelta a la realidad, me levanto con rapidez. Regina aún duerme, la despertaré en un momento, primero me encargue de vestirme yo.
Cuando estoy por despertarla ella entre dormida y despierta afirmó
-puedes ir tu, cielo...
-¿No vendrás?
-no, mejor ve tu. Estoy cansada de anoche... Fuiste todo un tigre.
Yo sonrio y le acaricio sus cabellos negros como la noche, le dejó un beso en la frente.
-llegaré en un par de horas amor. Descansa.
No presionarla mucho es lo ideal, quizá ella se siente extrañada por todo esto, tomará su tiempo para que se sienta incluida, por lo menos está de acuerdo, siento que jamás me diría lo contrario de no ser así.