Un contrato para amarte (Casada con el CEO)
img img Un contrato para amarte (Casada con el CEO) img Capítulo 6 A vivir la vida.
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Capítulo 10 Odio a esa chica img
Capítulo 11 Se los debo img
Capítulo 12 Una deuda que pagar. img
Capítulo 13 La cruda realidad. img
Capítulo 14 Vas a terminar cediendo img
Capítulo 15 Un año. img
Capítulo 16 Estare bien. img
Capítulo 17 El recuerdo de Leandro img
Capítulo 18 Me estas rompiendo el corazón img
Capítulo 19 Incómoda cena de compromiso img
Capítulo 20 Debemos hablarlo img
Capítulo 21 Los preparativos para la boda img
Capítulo 22 La boda será mañana img
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Capítulo 6 A vivir la vida.

-Vendré aquí mañana -dijo Guido habló mientras se despedía de Ayme y los demás.

-No te preocupes por mí, Luca, sé que estás estudiando para un examen. Nos vemos luego en la universidad.

Él la miró y sonrió. Siempre supo cuánto ella lo animó a estudiar ya que su sueño era ser médico desde niño, pero no pudo evitar verlo, especialmente cuando estaba en esta situación.

-Tan pronto como tenga algo de tiempo, vendré -insistió de nuevo.

-Terco -Ayme sonrió entrelazando su brazo en el de la amiga que estaba a su lado.

Luca y Saly se conocieron en la universidad, incluso antes de que se conocieran con Ayme, pero nunca fueron más que amigos aunque ella siempre lo ha amado en secreto.

-Me voy -dijo y fue directamente a su coche.

Ayme bajó la cabeza y suspiró, el hecho de que se hubiera escapado de casa por primera vez la estaba molestando un poco. No tenía idea de lo que pasaría ahora, solo sabía una cosa. Su madre no dejaría pasar eso en absoluto.

-Eh. - Saly la llamó. -¿Quieres hacer algo?

-¿Hacer qué? -Tenía curiosidad.

No sería mala idea, hacía tiempo que no pasaban la noche juntos y como si mañana fuera sábado. Acostarse temprano era algo que ninguna de las dos quería en ese momento, necesitaban distraer su cabeza.

- Podemos irnos, ya sabes -hace una pausa y habla por lo bajo-, a tomar algo.

Ayme se sorprendió cuando fue recibida con una sonrisa en el rostro de la mamá de su mejor amiga, y estaba inmensamente feliz de saber que la estaba apoyando.

-¿Salir, como salir de casa? -Ayme preguntó confundida.

Saly puso los ojos en blanco y salió hacia la enorme escalera que conducía arriba. Ayme siempre ha sido una chica estudiosa y con su madre, salía muy poco. Y quería llevarla a un lugar diferente para ayudarla a distraerse.

-Te llevaré a un club nocturno -dijo con una sonrisa en su rostro.

-¿Club nocturno? - dudó justo detrás de su amiga.

Nunca había estado en un club nocturno, a pesar de que tenía veintitrés años. Su madre nunca permitió que un Bustamante frecuentara "esos" lugares, y como nunca sintió curiosidad por ese tip de espacios recreativos, nunca desobedeció esa orden.

-¿Trajiste algún vestido? -le preguntó su amiga entrando en su habitación.

-Por supuesto, lo primero que pensé cuando decidí huir fue, "¿por qué no tomar un vestido?" -le respondió con ironí

Su amiga no contuvo sus carcajadas y le arrojó uno de sus osos. Así le gustaba ver a su amiga, con el humor que siempre había tenido.

-Tengo uno que estoy segura te va a fascinar -dijo caminando hacia su armario.

Ayme recogió al oso del suelo y lo sentó en su regazo, apoyó la cabeza allí y miró a su amiga hurgando en el armario. A pesar de que todo esto estaba sucediendo, tampoco se lo quitó de la cabeza sobre el hecho de que estaban fallando. Le importaba poco, pero el problema allí era su madre. Sabías que la mujer no soportaría una vida más simple, ¿estaría siendo demasiado egoísta al rechazar este matrimonio? ¿Estaba pensando solo en ella?

-Mira este.

Tenía un vestido de color vino en sus manos, estaba apretado hasta la cintura y abierto con una falda suelta hasta la mitad de su muslo. Ayme amó la pieza tan pronto como la vio, se levantó de la cama y la tomó en sus manos con entusiasmo.

-Sabía que te encantaría- Saly habló complacida con la reacción de su amiga.

-¿Realmente vamos a una discoteca? -preguntó una vez más.

-Por supuesto que sí, no sabemos qué va a pasar -respondió considerando sobre el futuro de Ayme-. Es posible que no puedas alejarte de ese maldito matrimonio y nunca más puedas ir a uno, así que quiero mostrarte cómo cada cosa en este mundo es que tu madre te impide ver.

Ayme sintió que sus ojos brillaban con esas palabras, y supo que su amiga tenía razón. Si estuviera a un paso de ser encarcelada para siempre, podría disfrutarlo mientras aún estaba libre.

- Me prepararé. - Eso es lo que dijo y corrió hacia el baño.

Saly sonrió y volvió al armario para elegir una pieza para ella. Lo que fuera necesario para ver a Ayme sonreír, ella lo haría. Se quitó un vestido azul y fue a prepararse, era como si él le hubiera dado. Se soltó el cabello y se puso un tacón que estaba acostumbrada a usar.

-¿Cómo me veo? -pregunto apareciendo en la puerta.

Se sentía bien con ese vestido, parecía estar hecho especialmente para ella. Con cada medida en su lugar. Una euforia dentro de él comenzaba a crecer, realmente quería conocer un club nocturno ahora.

-Hermoso -respondió Saly, luego la animó a irse.

Los dos bajaron las escaleras lentamente y pronto salieron al garaje.

...

-¡¿Matrimonio?! -exclamaron en voz alta sus amigos

León terminó bebiendo un poco más de lo que debería y terminó haciéndoles saber a sus amigos que su padre planeaba casarlo con la hija de José Bustamante. Los gritos de los dos parecían calmarlo al mismo tiempo, arrugó las cejas y las miró fijamente.

-No me voy a casar, ¿puedes hablar más bajo? Los pueden oír y si esto se filtra a los medios de comunicación, estoy perdido- advirtió con impaciencia.

Ambos permanecieron con los ojos muy abiertos, de los tres, León sería el último en comprometerse con alguien. Y escuchar que podría terminar casándose antes, fue realmente una sorpresa.

-Necesito saber quién es esta chica - Dijo Eric entusiasmado sacando su teléfono del bolsillo.

El nombre no era ajeno a ninguno de ellos. Pero Ayme Bustamante rara vez aparecía en eventos o cenas importantes. Así que no tenían la cara familiar en la sociedad, apenas sabrían quién era la niña.

-Uau.- exclamó después de un rato al encontrar una imagen de la joven. -Ella es bonita.

Luis inclinó su cuerpo hacia un lado y miró el dispositivo de su amigo, y de hecho se sorprendió de lo era hermosa que se veía. Tenía ojos negros y cabello largo del mismo color. Luego bajó su teléfono y miró a León a su lado que estaba bebiendo su séptimo vaso de la noche.

-Deja de mirarme, no me voy a casar -aclaró cerrando los ojos.

León estaba completamente arrepentido de haber pasado el punto y dejarlo ir a ellos. Quería desaparecer con esa historia sin que nadie lo supiera.

-¿No lo harás? -preguntó Luis.

- Ya dijo que no. - fue Eric quién le respondió. - Sabes que cuando toma una desición, no retrocede en absoluto.

Y eso es lo que tenía en mi cabeza, no iba a aceptar eso en absoluto. Respiró hondo y se puso de pie, no podía beber otro vaso. Miró a sus amigos a su lado que lo miraban con curiosidad.

-Me voy -dijo mirando su reloj.

Ya eran las once de la noche y necesitaba dormir un poco antes de que dijeran algo. Se dio la vuelta y salió hacia la salida. Podía beber tantos vasos como quisiera, nunca se emborrachaba realmente, solo hablaba más de lo habitual.

Antes de tocar la puerta, sintió que su cuerpo chocaba con alguien y pronto su camisa estaba empapada en una bebida fría.

            
            

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