Un contrato para amarte (Casada con el CEO)
img img Un contrato para amarte (Casada con el CEO) img Capítulo 9 Necesito hablar con él.
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Capítulo 10 Odio a esa chica img
Capítulo 11 Se los debo img
Capítulo 12 Una deuda que pagar. img
Capítulo 13 La cruda realidad. img
Capítulo 14 Vas a terminar cediendo img
Capítulo 15 Un año. img
Capítulo 16 Estare bien. img
Capítulo 17 El recuerdo de Leandro img
Capítulo 18 Me estas rompiendo el corazón img
Capítulo 19 Incómoda cena de compromiso img
Capítulo 20 Debemos hablarlo img
Capítulo 21 Los preparativos para la boda img
Capítulo 22 La boda será mañana img
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Capítulo 9 Necesito hablar con él.

Seguramente eso fue una broma.

Ayme ni siquiera parpadeó, las noticias estaban prácticamente en todos los canales de televisión. Era el final, nunca pensó que se extendería en una noche. Saly caminaba de un lado a otro, se sentía completamente culpable por eso, ya que los chicos de anoche solo habían buscado a Ayme a petición suya.

-¿Qué hago? -Miró a su amiga, estaba desesperada y no tenía idea de qué hacer.

¿Qué sería ahora? ¿Tendría que casarse con ese chico sin educación? ¡No, en realidad no! Ella podría elegir a la persona con la que quería terminar su vida, no se permitiría hacer algo que la hiciera infeliz, y casarse con esa piedra de hielo sería sin duda una vida infeliz.

-¡No hagas nada! - Saly se sentó su lado y pensó en voz alta-: Tus padres ya deben estar viendo esto y pronto estarán aquí.

Ayme enterró sus dedos en los mechones de su cabello y cerró los ojos. Esto se estaba saliendo cada vez más de control, necesitaba hacer algo.

-Puedo desmentirlo. - Levantó la cabeza cuando tuvo una idea.

-¿Cómo harás eso? -preguntó Saly sin entender nada.

No sería fácil, Ayme nunca se presentó en lugares familiares con sus padres, siempre rechazó este tipo de invitaciones, por lo que no estaba acostumbrada a que todos hablaran de ella.

-Voy a hablar con alguien, un periodista, no lo sé -ella respondió.

Definitivamente fue una mala idea, eso es lo que pensó su amiga. Reunirse con los periodistas solo atraería más atención al asunto y todo se convertiría en una bola de nieve.

-No creo que debas hacer eso, Ayme -hizo una pausa y luego pensó en la otra parte del asunto. - Quizás Leon tampoco quiera casarse.

Al escuchar el nombre de su "futuro esposo" la chica frunció las cejas enojadas, ese hombre era un ser despreciable y bajo ningún concepto quería estar vinculada con él. Entonces fue cuando tuvo otra idea, sería muy mala, pero tenía que intentarlo.

-¡Hablaré con él! -dijo decidida mirando a su amiga.

Saly no dijo nada, estaba esperando que su amiga sonriera y dijera que estaba haciendo una broma. Todos sabían sobre el temperamento de ese chico y Ayme no iba a poder hablar con él nunca. Pero pensar mejor no sería tan malo, Leon era el CEO más joven de las compañías Montenegro Automotor y todos lo veían con respeto, tal vez sea una buena idea.

-¿Y cómo vas a hacer eso? - le pregunta, luego de pensar que a lo mejor no es tan mala idea hablar con él.

-Voy a ir a la compañía Montenegro y hablaré con él - dijo la joven decidida y poniéndose de pie.

Bien, ahora sí, se había vuelto loca. Saly pensó que lo llamaría para tomar un café o trataría de contactarlo, pero ir a la compañía sería mucho peor.

-¿Te volviste loca? Nena, si vas a la empresa los rumores resultarán ser ciertos.

Ayme se detuvo en su lugar, su amiga tenía razón, si la vieran entrar al edificio de ese bloque de hielo sería mucho más grande que un simple rumor. La chica respiró hondo y se sobresaltó cuando sintió que su teléfono vibraba en el bolsillo de su falda. Tomó el dispositivo rápidamente y vio el nombre de su madre.

-Mamá -respondió temerosa.

-¡Ven a casa ahora! -Estaba enfurecida.

- No puedo, voy a resolver esto -juró.

Tenía que hacer algo, no podía dejar que estos rumores se extendieran más, necesitaba hacer algún escándalo. Escribiendo en una enorme placa que no se casaría con Leon Montenegro, o lo que sea, simplemente no podía quedarse de brazos cruzados y ver cómo sucedían las cosas rápidamente.

-¡No voy a hablar otra vez Ayme Bustamante! ¡Ven de inmediato! ¡Saliste una noche y mira lo que pasó!

-¡No fue mi culpa eso! -le dejó en claro. Después de todo, no fue ella quien planeó esta ridícula boda, fueron ellos y, además, sin su consentimiento.

Al escuchar la voz de su padre junto al teléfono de su madre, pensó en colgar la llamada, pero no tuvo valor para hacerlo.

-Hija.

-Hola -suspiró.

-Ven a casa, ¿sí? Si algún reportero te encuentra en la calle será un caos.

Ella aún no lo había pensado, aparte de que su padre era un CEO muy conocido en el país, los Montenegro lo eran mucho más. Seguramente sería bombardeada con preguntas y ni siquiera tendría la oportunidad de explicar.

-Hija, ven a casa.

Suspiró y se rindió.

-Ok papá, ya lo haré.

Su padre, por otro lado, esbozó una gran sonrisa en su rostro y le dio una señal positiva a su esposa que lo miraba con aprensión.

Ayme colgó su teléfono y miró a Saly.

- Iré. -Sonrió.

-Es lo mejor que puedes hacer en este momento amiga, estoy segura de que puedes tener una conversación muy constructiva con tus padres.

Estaba desconsolada al ver a su amiga así, no podía saber lo que sentía, pero tampoco podía interferir con eso, podía prestar su apoyo y estar a su lado, pero en este en particular, era mejor mantenerse alejado.

-Gracias por ayudarme -Ayme habló mirando hacia el suelo.

-No me agradezcas, sabes que siempre puedes venir aquí. -La abrazó y ella le devolvió el gesto rápidamente. -Voy a pedirle a un conductor que te lleve, no creo que esté de humor para ver la mirada mortal de tu madre hacia mí.

Ambas rieron pero sin ganas.

-Gracias.

Saly siguió a Ayme al garaje y le pidió al conductor que la llevara a su casa.

No dejó de sonreír cuando vio que se avecinaba el mal tiempo y cerró los ojos mientras bajaba el vaso. Quería sentir la ráfaga del viento frío en su rostro y amaba la sensación. Fue magnífico sentirse libre, hacer lo que te gusta y poder elegir todo lo que más te convenga.

No, no podía terminar así.

-Conductor -llamó y oyó un murmullo de él para proceder. - ¿Podrías llevarme a otro lugar?

                         

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