Un contrato para amarte (Casada con el CEO)
img img Un contrato para amarte (Casada con el CEO) img Capítulo 7 El hombre de hielo
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Capítulo 10 Odio a esa chica img
Capítulo 11 Se los debo img
Capítulo 12 Una deuda que pagar. img
Capítulo 13 La cruda realidad. img
Capítulo 14 Vas a terminar cediendo img
Capítulo 15 Un año. img
Capítulo 16 Estare bien. img
Capítulo 17 El recuerdo de Leandro img
Capítulo 18 Me estas rompiendo el corazón img
Capítulo 19 Incómoda cena de compromiso img
Capítulo 20 Debemos hablarlo img
Capítulo 21 Los preparativos para la boda img
Capítulo 22 La boda será mañana img
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Capítulo 7 El hombre de hielo

-Lo siento... - Una voz femenina y asustada habló.

León un poco molesta miró al dueño de la voz y sintió que su cuerpo se congelaba. Era ella, la hija del Sr. Bustamante, la misma mujer que vio frente a su casa ese día cuando llevó a su madre. Pero ella no parecía reconocerlo y él pensó que era mejor de esa manera.

-Oh, Dios mío, sabía que no era una buena idea venir a estos lugares -hablaba sin parar mientras miraba la camisa toda empapada.

Ayme quería meter la cabeza en cualquier rincón. Nunca había sido tan torpe como ahora, y Saly ni siquiera estaba cerca para ayudarla. Él llevaba una camisa de vestir blanca y se podía ver claramente la bebida azul que Saly la obligó a tratar de gotear por la tela.

Levantó la cabeza y lo miró a los ojos. En ese momento ella sintió que le temblaban las manos, era Montenegro León, su futuro marido. Observó a un lado y respiró hondo, podía ver lo enojado que estaba.

-Mira, yo ... -trató de decir algo.

¿Ya estaba al tanto del acuerdo de sus padres? Eso no se le quitó de la cabeza y, en consecuencia, le impedía formular oraciones.

La miró de nuevo y salió, golpeando ligeramente sus hombros. Se desequilibró un poco con eso y tuvo que retroceder unos pasos para mantenerse firme. Miró hacia atrás indignada por tal descortesía, pero él ya se había ido.

-¿Estas bien? -Saly apareció de lado.

Vio desde lejos que Ayme estaba paralizada en el lugar y corrió hacia su amiga, pensó que se sentía extraña, al conocer el lugar por primera vez. Pero ella miró a la puerta con indignación.

-Creo que si -respondió todavía mirando a la puerta.

Después de lo que acababa de suceder, Ayme estaba segura de una cosa: nunca dejaría que sus padres la casaran con esa piedra de hielo. Cerró los ojos y tiró del aire para calmarse un poco. De todos los lugares a los que ella y Saly tuvieron que ir, terminaron aquí. Justo donde estaba.

- Me estás asustando, Ayme. - Saly volvió a hablar a su lado.

Su amiga le sonrió mínimamente y solo sacudió la cabeza para olvidarse de su mal encuentro con León. Miró a Saly y la tomó del brazo.

-Muéstrame cómo bailar en lugares como este -dice sintiendo enojo por la falta de respeto e indiferencia de su futuro esposo

Saly sonrió ante eso y dejó caer su vaso sobre una mesa y siguió a su amiga a la pista de baile.

-¿Estás sola, hermosa? -Saly escuchó una voz masculina susurrarle en el oído.

Eso pareció sacarla de ese trance. Miró a su alrededor y solo entonces notó que había perdido a Ayme, miró al joven que estaba a su lado. No dejó de notar lo alto y guapo que era.

-No -respondió mirando a su alrededor. -Estoy con una amiga y creo que acabo de perderla o fui yo la que se perdió de ella.

-Puedo hacerte compañía hasta que regrese o ayudarte a buscarla si así lo quieres -propuso el joven apuesto.

Saly cerró los ojos y respiró hondo. Otro día, incluso prestaría atención a ese hombre atractivo. Pero ahora estaba preocupada por su amiga, era su primera vez en un sitio como ese y no sabía cómo le iría por su cuenta.

-Luis, ¿puedes dejar de atormentar a la chica?

Saly lo miró, era más baja que el otro chico, pero eran igual de atractivos los dos. ¿Qué estaba pasando para que dos chicos guapos así se acercaran a ella? Pensó mirándolos desconfiada.

- Lo siento, soy terrible comunicándome -dijo Luis sonriéndole.

Solo se acercó a ella porque desde lejos la veía perdida y por alguna razón quería acercarse. Y de cerca tenía una visión completa de lo hermosa que era la niña perdida.

-De acuerdo. - Saly sonrió cortésmente al más alto.

Luis miró a un lado miró a su alrededor, buscando a León. ¿Realmente se había ido? A pesar de que sabía que su amigo era bueno con las bebidas, no pudo evitar preocuparse. Un accidente era muy fácil de ocurrir con sólo unas pocas gafas.

-¿Podemos ayudarte? - le preguntó Erik. - ¿Cómo es tu amiga?

- Ella tiene puesto un vestido de color rojo, es un poco más baja que yo -respondió muy preocupada.

Él era amable y ella sintió que incluso estaba dispuesto a ayudar. Salió y comenzó a buscar a Ayme en medio de la multitud que mece su cuerpo con el ritmo de la música. ¿A dónde habría ido su amiga? le estaba empezando a preocupar.

-Eh -Luis sostuvo la muñeca de su amigo para comentarle sobre su preocupación respecto de la repentina desaparición de León.

-Él es grandecito y sabe muy bien lo que hace. Debe estar bailando con alguna chica o no sé, pero seguro está bien. Relájate.

No estaba mintiendo cuando se ofreció a ayudar a Saly, algo en ella lo hizo sentir diferente. Miró a su alrededor en busca de una chica vestida de rojo, lo cual sería fácil ya que la mayoría de ellos vestían de negro esa noche.

-¿Será ella? - Dijo Luis señalando a una chica que parecía estar perdida y buscando a alguien entre la multitud.

Por mucho que estuviera preocupado por León, no pudo evitar mirar a su alrededor y notar a la chica de rojo. Estaba perdida tanto como la otra y no tenía dudas de que era ella a quien el otro estaba buscando.

Ayme se volvió hacia ellos y ambos se congelaron.

-¡Es la novia de León! -exclamó Eric un poco más fuerte de lo que debería y en eso todos a su alrededor dejaron de moverse.

Lo peor de todo fue que el intercambio de la canción ocurrió en el momento en que ambos gritaron y todos escucharon lo que salió de la boca de Eric. Luis cerró los ojos y negó con la cabeza, después de todo, ¿quién no conocía a León Montenegro?

            
            

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