Capítulo 3 PRIMERA NOCHE

CAPÍTULO 1

STEFANO HARRISON

La seguridad ha sido reforzada como estuvo planeada. Más de los soldados se distribuyen entre diferentes puntos de la iglesia. Recibo la confirmación de que la novia está aquí. Hoy se casa Salvatore King líder de la mafia de New York y mi mejor amigo, nada más y nada menos que con Cloe Hall, una de sus empleadas de la empresa.

Jamás creí que un hombre como Salvatore sentaría cabeza, o peor aún, que estuviera completamente dominado por una mujer de un metro sesenta.

Casarse con una mujer que no ha nacido en este mundo es un peligro. Será el blanco de todos los enemigos de King, porque para nadie es un secreto que ella es una debilidad.

Estoy feliz por mi amigo pero a la vez esta carga de trabajo me dejará menos tiempo para estar con Lía. Mi princesa de ojos miles. .

-Señor, las damas de honor han llegado-uno de los soldados anuncia la llegada de las damas de Cloe.

Un grupo de mujeres empiezan a caminar y aunque no son conocidas de la novia, igual fueron contratadas.

Cloe quería damas, Salvatore le dio damas.

Reconozco a una de ella. Sus ojos color zafiro me evalúan y puedo ver como brota una pequeña sonrisa. Presiono la mandíbula y desvío la mirada.

Me concentro en el grupo de invitados que ingresan. En su mayoría socios de King.

-Hoy voy a coger como un maldit0 conejo-anuncia Titan Conti, soldados de Salvatore, que silva al ver a una morena de vestido rosa. Veo a mi princesa a lo lejos y sonrío al ver que alisa su vestido.

-Hija de Malcolm, 18 años y con un prometido desde que nació-Titan se voltea observando. Sus tatuajes sobresalen de su camisa oscura.

-No he dicho que vaya a casarme con ella. Si ella da luz verde, me pido la habitación de arriba-cosas que nunca cambian por aquí.

-Si le pones tus bolas a esa mujer, eres hombre muerto, Titán- el cuerpo del hombre se endereza y baja la cabeza con la llegada del novio. Salvatore King.

-Lo lamento señor, no era mi intención-Tore mueve la mano y este desaparece en cuestión de segundos. Se lleva la mano a los bolsillos y no puede reprimir la sonrisa que escapa de sus labios.

-Es mía-espeta orgulloso.

-Es tuya-respondo moviendo la cabeza. Observa la decoración que fue escogida por su futura esposa.

-Volkov estará aquí con la mujer que tiene a su cuidado, la chica oculta algo así que mantenla vigilada-asiento volviendo a ver a la dueña de los zafiros.

Su cuerpo está envuelto en un muy ajustado vestido largo dándole un aire muy sensual.

-Cuida a mi hermana- suspira

-Luego de la boda vuelve a Canadá, empezará una carrera como arquitecta-serán 5 años más de ausencia de la pequeña Abby. Aun recuerdo cuando la fui a visitar al internado- Solo fue una vista fugaz.

Recuerdo sus lágrimas de felicidad al verme.

-No crees que es momento de dejarla decidir qué es lo que quiere hacer-Tore presiona la mandíbula y niega. El tema de su hermana es siempre delicado. Sé que lo hace por protegerla, pero aquella protección choca el límite de lo humano.

-La quiero en un vuelo a Canadá en menos de 8 horas Stefano y es una orden-se aleja y asiento. Suspiro derrotado. Vuelvo a mirar a Abby que juega con Lía, mi hija de tres años.

Para todos fue una sorpresa cuando les dije que tenía una hija y más para mí al enterarme. Años atrás tuve una pequeña aventura con una mujer, nada serio. Pero grande fue mi sorpresa cuando me trajo una bebé y pidió una cantidad alta de dinero.

Me firmó los papeles de su custodia y se largó dejándome a una pequeña niña de cabellera rubia y ojos color miel. Mi princesa.

Todo marcha en orden, la ceremonia y la recepción. Los novios se marchan y queda la fiesta la cual siempre es disfrutada por los invitados. Me quito el nudo de la corbata al sentir como está presiona mi cuello.

-Al parecer todo marcha bien-una dulce voz se posa a mi lado. Abby con una copa de champaña observa cómo todos se divierten.

Suspiro

-Como debería ser-espeto.

Se voltea sonriendo.

-Podrías dejar de ser tan formal Stef, te conozco desde siempre-me dedica una cálida sonrisa. Ya no es igual.

-Ya no eres una niña Abby, debo tratarte como lo que eres-se lleva la copa a los labios y bebe. Puedo ver el momento exacto en que el líquido pasa por su garganta.

Presiono las manos.

-Y qué soy-pregunta sin desviar su mirada.

- La hermana de mi capo-muerde su labio inferior y asiente.

- O la mujer que está perdidamente enamorada de ti-volvemos con eso.

He escuchado esas palabras por mucho tiempo. En un inicio me parecía tierno escucharla decir cuánto me quería. Pero ahora aquellas palabras logran afectarme de una manera no muy sana.

-Abby-tuerce los ojos.

-Si, si, si. No debo decirle al subjefe de mi hermano que me gusta, pero qué puedo hacer, son mis hormonas las que hablan por mí- se encoge de hombros. Coloca la palma de su mano en mi pecho y deja un beso en mi mejilla. Empuño las manos.

Se da la vuelta y simplemente se marcha moviendo las caderas de una forma muy sensual que manda un maldit0 dolor a mi entrepierna. Necesito sexo.

La fiesta se enciende y no sé cuantas copas he bebido. Lía se fue con su nana y yo me quedé observando como la pelinegra de ojos zafiro bebe felizmente y conversa con algunas mujeres del lugar.

Ningún hombre se le acerca ya que mis palabras fueron claras. Nada de hombres a su alrededor. Mi deber es protegerla y es lo que estoy haciendo.

Luego de un par de horas el alcohol se me ha subido a la cabeza que las escaleras para recostarme, dejé a Lucas encargado de Abby.

Necesito alejarme de todo y de todos.

Abro una de las habitaciones y me recuesto en la cama. Quito el arma y la coloco a un lado. Dejo que la oscuridad me rodee.

Mañana tengo que ir temprano a la empresa. La ausencia de Tore pone más trabajo en mis hombros. Más que su subjefe soy quien se tiene que hacerse cargo de las empresas KING. El tema de la mafia es otro punto y para ello también está Volkov.

Cierro los ojos intentando descansar.

Algo suave toca mi mejilla, tomo aquello y volteo lo que sea que se ha colado en la habitación.

No puedo distinguir quién es pero sí su silueta. Es una mujer.

-Quien eres-el silencio se hace presente.

-No estoy para juegos, habla de una vez quién eres o te rompo el cuello-su delicada mano realiza un recorrido desde mi pecho hasta detenerse en mi entrepierna, presiona mi erección.

Mi cuerpo reacciona. Muestro una ligera sonrisa al entender la indirecta.

-¿Quieres eso?-presiona nuevamente. Lo tomo como una afirmación.

El recuerdo de Abby pasa por mi cabeza. ¿Por qué no? Necesito liberar el estrés y qué mejor que con alguien que no volveré a ver.

Me inclino en su oído.

-Entonces desnúdate- me arrodillo observando cómo la desconocida se desprende del pedazo de tela que cubre su cuerpo.

No logro visualizar bien pero puedo palpar.

Tomo uno de sus pechos y presiono deleitándome con el sonido de jadeo de su parte.

La suavidad de sus pecho me pone más duro. Toco los picos que se han endurecido, estiro y sonrío.

-Eres una buena chica-beso su mejilla y me deslizo hasta sus pecho los cuales devoro como un maldit0 enfermo. Los tomo en mis manos y los uno, chupo ambos al mismo tiempo.

Huele de maravilla, casi a..

Concéntrate Stefano.

Mi erección crece y en cuestion de segundos me quito la camisa. Coloco ambas manos a los costados de su cabeza. Me deleito con el olor de su cabello el cual es Dulce.

La mujer toca mi pecho e imagino que le gusta lo que toca porque entierra las uñas en mis costillas. Una gata en celo es lo que es. Y para su beneficio me gusta.

-Tienes tiempo para huir fantasma, por que no te dejaré ir así de fácil-cuento cinco segundos mentalmente. Nada.

De un movimiento llevo mi brazo tras su espalda y levanto su cuerpo hasta dejarlo en el centro de la cama. Se escucha un jadeo repentino.

Deslizo mi mano hasta su prenda íntima y desgarro escuchando un chillido.

Busco su coño y me complazco al notar que está húmedo. Juego con sus labios húmedos . Esta lista.

Entierro un dedo y su cuerpo se tensa pero se recompone en segundos. Su interior presiona mi dedo. Me inclino dejando un beso en su cintura. Me comería su coño pero no puedo perder tiempo.

Bajo el cierre de mi pantalón tomando mi pene que está más que listo para perderse dentro de ese cálido lugar.

Abro sus piernas y me ajusto para perderme dentro. No soy suave, al contrario, me inserto tan dentro que escucho una larga exhalación de su parte.

Se mueve y se empieza a remover quitándome de encima. Su respiración es pesada. Algo no está bien.

Se aleja de mi tacto.

-¿Te hice daño?-nueve la cabeza enseguida como si temiera algo.

Me llevo la mano a la nuca. Esto no va a funcionar.

-Está bien puedes irte-no voy a obligar a nadie a tener sexo.

Niega desde la penumbra.

-¿Qué quieres hacer?-se voltea dándome la espalda y se coloca en una posición que me deja su trasero a mi total disposición, la acción hace crecer más mi virilidad. Sonrío

-¿Lo quieres así?-asiente.

Me coloco detrás pasando la punta por su coño mas que listo. Pero antes deslizo las manos por la firma de su cuerpo. Su piel es suave que se siente como plastilina en mis manos. El cuerpo de una mujer es así. Tan terso y delicado

Estrujo sus pecho y ajusto su cintura pequeña. Podría quebrarse en cualquier momento.

Una luz se cola en la habitación y puedo ver de mejor forma su cuerpo.

Su trasero es una puta delicia.

Una ninfa. Con un cuerpo diseñado para coger.

Llevo mi erección a su coño y me deslizo de un solo golpe. Se escucha un chillido de su parte pero mueve sus caderas adaptándose a mi tamaño. Pellizco su trasero y palmeo fuerte.

-Muévete-demando. Lentamente lo hace sacándolo y metiéndolo nuevamente en su apretado coño.

No me muevo para dejar que sola se complazca. Empieza a jadear. Su espalda se arquea y puedo ver el momento exacto en el que se corre. Una cría.

-¿Así de fácil?-me burlo. Levanto su culo y estampo fuerte ganándome un grito de placer de la mujer. Llevo una mano a su coño tocando su clítoris y acaricio lentamente.

-Ponte en cuatro bebé-levanta sus manos. Empiezo a embestir más fuerte sacando mi v/rga cuando el manantial sale de sus piernas.

-¿Estás sensible bebé? O acaso nunca has sido cogida por un hombre de verdad-sujeto su cabello en un puño y me entierro más fuerte dejándola dentro unos segundos.

La tanda de sexo me pone a mil. La pongo en todas las posiciones y lo único que recibo de su parte son jadeos y gemidos.

Devoro su dulce entrepierna, la cual se aprieta cuando meto mi lengua, logrando que sienta como tiembla y se deleita con más de mis atenciones.

No me controlo ni cuando la tengo de rodillas complaciéndome y dejando que su garganta me de la bienvenida una y otra vez.

Quisiera ver como sus mejillas se sonrojan al sentir cómo rompo su canal de rodillas dándome la espalda.

Me monta como una profesional y me deleito con el movimiento de sus tetas. El sudor baña nuestros cuerpos pero no dejo de embestir ese pequeño coño que me absorbe tan bien.

Se escuchan fuegos artificiales que encienden la habitación. La mujer vuelve a la posición inicial y solo puedo distinguir su cabellera oscura y su piel de porcelana.

Son horas en las que no la suelto derramandome una y otra vez en su coño.

Se corre, me corro.

Se corre una vez más. Caigo en la cama abrazando su cuerpo, cuando me despierto no hay nadie en la habitación.

Enciendo las luces observando la escena. No fue un sueño porque a lo lejos veo su tanga de encaje blanco. Sonrío para mis adentros. No fue un sueño.

Enciendo un cigarrillo sintiendo la necesidad de querer hacerlos después de años.

El celular suena y contesto.

-La señorita Abby King ha tomado el avión hace unos minutos-me relajo. Era lo mejor.

Es mejor no despedirse. Algunas cosas es mejor dejarlas como están.

Nos vemos pequeña Abby, espero que cuando nos volvamos a ver seas ya una novia.

            
            

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