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En el acto, el rostro de Julian se ensombreció. Se había convencido de que esa noche había llegado a tiempo y había logrado evitar que ocurriera algo terrible.
Lo que no nunca se imaginó fue que Eloise hubiera planeado todo desde las sombras. Claro, siempre había sido mimada y arrogante, pero, ¿ese nivel de crueldad? Eso era algo nuevo.
"¡Katherine, yo no te hice nada! Fuiste a esa cena por tu propia voluntad, ¡y decidiste beber! Solo estabas molesta porque mi hermano no quiso acostarse contigo, así que te lanzaste a los brazos de otro hombre, ¿y ahora quieres culparme?", exclamó Eloise, presa del pánico.
"Si eres tan inocente, entonces llamemos a la policía. Que los oficiales descubran la verdad", propuso la otra, soltando una carcajada helada.
En el acto, cambió el ambiente en la habitación.
'¿Llamar a la policía? Ni en sueños. Por muy mal que estén las cosas, Katherine sigue siendo la esposa de Julian, así que si este escándalo sale a la luz, la familia Nash terminará arrastrada por el lodo", reflexionó Eloise, tensándose visiblemente.
Desesperada, miró a su hermano, con la esperanza de que él la rescatara, pero descubrió que tenía una expresión gélida.
"Primero ve a que te revisen la cara", indicó con frialdad, pues no estaba dispuesto a agravar la situación. Aunque su hermana había obrado mal, ya había recibido una cachetada y, desde su perspectiva, ese era suficiente castigo.
Esas palabras lastimaron a Katherine más que cualquier golpe. Sintió que se le rompía el corazón, mientras un dolor desgarrador la invadía.
'Debí esperar algo así. Incluso si un desconocido me hubiera violado, Julian no me habría defendido. Honestamente, tal vez incluso se siente aliviado de que me sucediera esto', pensó.
La habitación quedó en silencio por un momento, hasta que Ivy intervino.
"Julian, la culpa es mía", comenzó entre sollozos. "No eduqué bien a mi hija. Si estás molesto, desquítate conmigo. Iré a disculparme con Eloise, ¿de acuerdo?".
Katherine no mostró expresión, pues ya era insensible a esa clase de humillaciones.
Julian ni siquiera le dedicó un vistazo a su suegra. En cambio, se concentró en su esposa y le indicó: "Sube. Mi papá quiere verte".
Él solo estaba allí porque su padre le había pedido que llevara a Katherine arriba; no tenía intención de lidiar con ese drama.
"Estamos en proceso de divorcio. ¿Qué sentido tiene seguir fingiendo?", objetó ella, manteniéndose firme.
"El divorcio todavía no se concreta. Sin importar si estás hablando en serio o no, se espera que cumplas con tus obligaciones en el matrimonio", respondió Julian tajantemente.
Ivy, nerviosa, empujó a su hija, intentando que obedeciera.
"No me hagas perder la paciencia", sentenció el hombre, en un tono frío y brusco, pues ver la clara resistencia de su esposa solo aumentó su molestia.
Katherine rechinó fuertemente los dientes, pero no dijo nada; simplemente caminó hacia el frente, sin pronunciar palabra. Descubrió que eso era lo que se sentía cuando... el amor se agotaba por completo.
Hubo un tiempo en que verlo podía hacerle feliz, cuando con solo una de sus palabras bastaba para alegrarle el día entero. Pero ahora observó cómo sus labios se movían, pero no sintió nada: ni interés, ni esperanza, ni siquiera dolor.
Los esposos subieron las escaleras lado a lado.
Julian caminaba junto a ella, cubriéndola con su sombra. La imagen reflejaba lo que había sido su matrimonio: vacío, asfixiante y carente de luz.
El aroma del hombre, demasiado familiar, flotaba en el aire, lo que le dificultaba a la joven respirar, así que instintivamente se apartó, tratando de poner algo de espacio entre ellos.
Su esposo se percató de su movimiento y la miró de reojo; todavía tenía fresco el recuerdo de las mordaces palabras que le había lanzado momentos antes.
Ella no siempre había sido así. Inicialmente, había interpretado el papel de esposa obediente, pero él siempre había sentido que era una farsa. De hecho, Katherine era justo el tipo de mujer que él despreciaba: una manipuladora dispuesta a hacer lo que fuera necesario para obtener poder, que sonreía dulcemente mientras tramaba desde las sombras.
Y cuando usó a su padre para acorralarlo y obligarlo a casarse con ella... eso fue todo para él. El desprecio no alcanzaba para describir cuánto la detestaba.
Al llegar al segundo piso, Julian de repente extendió la mano y agarró la de su esposa. El calor de la palma ajena tomó por sorpresa a Katherine.
"Es solo para aparentar", declaró él, en un tono carente de emoción. "No te hagas ilusiones".
La chica permaneció callada. Ya habían fingido ser una pareja amorosa antes. Aunque su actuación siempre era torpe e inverosímil, requería de contacto físico.
Katherine inhaló profundamente e intentó mantenerse tranquila.
"No digas ni una palabra sobre lo que pasó con el CEO del Grupo Lewis. Si lo haces, ya sabes quién sufrirá", le advirtió Julian.
Ella se sentía cada vez más enferma con cada palabra que escuchaba. Intentó zafarse de su agarre, pero él le apretó la mano con fuerza. En un arrebato de frustración, clavó sus uñas en la palma de su cónyuge.
Julian se estremeció ligeramente. Aunque el dolor desapareció rápido, no pasó lo mismo con su frustración.
"Tranquilo, que no voy a correr a contárselo a tu padre. A fin de cuentas, fue solo una noche, ¿verdad? Me pagaron, me la pasé bien... no es gran cosa", replicó ella, mordazmente.
Al escuchar eso, Julian se quedó inmóvil.