El Precio De Confianza
img img El Precio De Confianza img Capítulo 7
8
Capítulo 8 img
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
Capítulo 11 img
Capítulo 12 img
Capítulo 13 img
Capítulo 14 img
Capítulo 15 img
Capítulo 16 img
Capítulo 17 img
Capítulo 18 img
img
  /  1
img

Capítulo 7

"Sofía, ¿cómo puedes ser tan egoísta?"

La pregunta de Máximo me golpeó más fuerte que cualquier golpe físico.

Me levanté, apoyándome en una silla, mi cuerpo temblaba de dolor y rabia.

"Máximo, por favor," supliqué, mi voz rota. "Ese bandoneón... es de mi abuelo. Es lo único que me queda de él. Por favor, págales. Recupera mi bandoneón."

Recordé a mi abuelo en su taller, el olor a madera y barniz, sus manos expertas dando forma al instrumento. Me lo dio en mi decimoquinto cumpleaños. "Para que tu música nunca se apague, mi Sofía."

Máximo ni siquiera parpadeó.

Isa, mientras tanto, se aferró a su brazo, sollozando.

"Mi cumpleaños es mañana, Máximo. Y mira cómo tengo que pasarlo. Aterrada, acosada... Mis padres me arruinaron la vida. Nunca tuve una fiesta de cumpleaños decente."

Manipulación. Pura y simple.

Máximo se ablandó al instante. Se giró hacia mí, su expresión se endureció de nuevo.

"¿No lo entiendes, Sofía? ¡No tengo dinero! ¡Todo está invertido! ¿Y tú me vienes con exigencias por un instrumento? ¡La vida de Isa está en juego!"

"¡Ella miente!" grité, desesperada. "¡Su enfermedad es una farsa! ¡La vi, Máximo! ¡Es más fuerte que yo!"

Intenté exponerla, contarle la verdad.

Pero Isa fue más rápida.

De repente, se llevó una mano al pecho, sus ojos se abrieron de par en par y dejó escapar un gemido ahogado. Se desplomó en los brazos de Máximo, temblando.

"Mi... mi pulmón..." susurró débilmente. "No... no puedo respirar."

Era una farsa. Una actuación descarada.

Pero Máximo se la creyó por completo.

"¡Isa! ¡Dios mío!" La levantó en brazos, su rostro lleno de pánico. "¡Hay que llevarla al hospital!"

Corrió hacia la puerta, pasando a mi lado como si yo no existiera. Ignorando mi pierna sangrando, ignorando mis lágrimas, ignorando mi bandoneón en manos de extraños.

Me abandonó.

Antes de salir, se detuvo y se giró. La mirada que me dirigió estaba llena de un desprecio que nunca había visto antes.

"Eres una persona horrible, Sofía," dijo, su voz era gélida. "Intentar hacerle daño a una persona enferma... me das asco."

Y con eso, se fue. Dejándome sola en el salón, con el eco de sus crueles palabras y el vacío donde antes estaba mi corazón.

Los cobradores se miraron, encogiéndose de hombros. "Bueno, nos llevamos esto," dijo uno, y se fueron con mi bandoneón.

                         

COPYRIGHT(©) 2022