Patrick Sullivan llevaba diez años sirviendo a Scarlett Garcia. Era su guardaespaldas personal y su amante secreto. La servía en su trabajo y en su cama.
Una noche, después de estar juntos, el cuerpo de Patrick todavía sentía el calor de ella. Scarlett se vistió con frialdad.
"Mi boda con Máximo Castillo es en tres meses".
Su voz era tranquila, sin emoción.
"A partir de mañana, solo serás mi guardaespaldas. Nuestra relación termina aquí".
Patrick sintió un vacío en el pecho, pero su rostro no mostró nada. Se levantó y se vistió en silencio.
"Sí, señora".
Su voz era obediente, como siempre. Aceptó la orden sin hacer preguntas.
Afuera, un trueno retumbó con fuerza. El cuerpo de Patrick se tensó por un instante, un viejo miedo de su infancia.
Scarlett lo notó.
"¿Tienes miedo del trueno, Patrick?"
Preguntó con una pizca de curiosidad, pero antes de que él pudiera responder, su teléfono sonó. Era Máximo.
"Cariño, ¿estás bien? ¿La tormenta te asusta?"
La voz de Scarlett se llenó de una ternura que Patrick nunca había recibido.
"No te preocupes, Máximo. Estoy bien. Ya voy a verte".
Colgó y salió de la habitación sin mirar atrás, dejando a Patrick solo en la oscuridad.
Él se quedó inmóvil, escuchando la lluvia. Recordó el día en que Scarlett lo encontró. Tenía ocho años, estaba solo y temblando de frío en la nieve, junto a los cuerpos de sus padres. Ella, una niña un poco mayor, lo tomó de la mano.
"Ahora eres mío", le dijo.
Esa frase lo había definido. Creció para ella, aprendió a luchar por ella, a matar por ella. Incluso superó su miedo a los truenos porque una vez, durante una tormenta, ella le dijo que un guardaespaldas no podía tener miedo de nada. Él hizo todo lo que ella le pidió.
Ahora entendía la verdad. Durante diez años, él no había sido su amante. Había sido su campo de práctica. Ella había perfeccionado sus habilidades en la cama con él, preparándose para su verdadero esposo, Máximo. Cada caricia, cada beso, había sido un ensayo.
El dolor era agudo, pero Patrick lo enterró profundamente. Días antes, había recibido un mensaje anónimo. "El Refugio del Bandoneón. La Boca. Tu pasado te espera". Era una pista, una oportunidad para descubrir quién era antes de ser de Scarlett.
Sabía que para irse, debía pagar un precio. La familia Garcia no dejaba que sus secretos se fueran fácilmente. El "Camino de Vidrios Rotos" era el ritual para los que se iban. Un camino de cristales de botella rotos sobre el que debía caminar descalzo. Un castigo brutal para asegurar el silencio.
Decidió que lo haría. Se iría para siempre.