Ciego ante la Traición
img img Ciego ante la Traición img Capítulo 1
2
Capítulo 4 img
Capítulo 5 img
Capítulo 6 img
Capítulo 7 img
Capítulo 8 img
img
  /  1
img

Capítulo 1

El olor a guiso de res y a tortillas recién hechas llenaba nuestra pequeña cocina, un aroma que siempre había amado, pero que ahora se sentía pesado, casi sofocante.

Luciana, mi esposa, estaba sentada en el sofá, con la mirada fija en su teléfono, sus dedos moviéndose a una velocidad increíble sobre la pantalla.

Llevábamos cinco años casados y los últimos tres los habíamos pasado buscando un hijo que nunca llegaba.

Hace dos años, después de innumerables pruebas, el médico nos dio la noticia: yo era estéril.

La culpa me había estado comiendo por dentro desde entonces.

Veía a Luciana, tan llena de vida, tan hermosa, y sentía que le había fallado, que la había atrapado en una vida incompleta.

"Max, cariño, ¿ya casi está la cena? Tengo una reunión por Zoom en una hora", dijo sin levantar la vista.

"Casi, mi amor. Solo unos minutos más."

Dejé el plato en la mesa y me senté frente a ella. Ella seguía absorta en su mundo digital, una influencer de éxito con miles de seguidores que envidiaban nuestra "vida perfecta".

Una vida construida sobre su éxito y mi sueldo de cocinero, que apenas alcanzaba para pagar las cuentas en esta ciudad tan cara.

Mientras recogía su bolso para guardarlo, algo se cayó. Un pequeño frasco blanco rodó por el suelo.

Lo recogí.

Eran pastillas anticonceptivas.

Mi corazón se detuvo. Sentí un frío recorrer mi espalda, un frío que no tenía nada que ver con la noche.

"Luci, ¿qué es esto?", pregunté, mi voz apenas un susurro.

Ella levantó la vista, sus ojos se abrieron con pánico al ver el frasco en mi mano. Por un segundo, vi el miedo en su rostro, pero desapareció tan rápido como llegó, reemplazado por una máscara de tristeza.

Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

"Max, perdóname", sollozó, corriendo hacia mí y abrazándome. "No sabía cómo decírtelo."

"¿Decirme qué? ¿Que me has estado mintiendo todo este tiempo? ¿Que nunca quisiste tener un hijo conmigo?"

"¡No, no es eso!", gritó, aferrándose a mi camisa. "Es que... el informe médico... era falso."

Me quedé helado. No podía procesar sus palabras.

"¿Falso?"

"Sí", dijo entre sollozos. "Le pedí a mi prima Sofía, la enfermera, que lo falsificara. Tú no eres estéril, Max. Soy yo... soy yo la que no puede."

La miré, confundido, el dolor mezclándose con una extraña sensación de alivio.

"¿Por qué, Luci? ¿Por qué harías algo así?"

"Porque te amo", susurró, su cara enterrada en mi pecho. "Sabía cuánto querías ser padre, y no podía soportar la idea de que me dejaras por no poder darte un hijo. Y mi carrera... Max, mi carrera es lo que nos mantiene a flote. Un embarazo ahora mismo lo arruinaría todo. Pensé que si creías que el problema eras tú, podríamos seguir adelante, juntos."

Sus palabras, sus lágrimas, su aparente vulnerabilidad... todo se unió para aplastar mi enojo.

La culpa que me había consumido durante dos años se transformó en compasión.

La abracé con fuerza, sintiéndome como el peor hombre del mundo por haber dudado de ella.

"Está bien, mi amor", le dije, acariciando su cabello. "Lo entiendo. Lo superaremos juntos."

Esa noche, la perdoné.

La perdoné por completo, ciego a la red de mentiras que apenas comenzaba a tejerse a mi alrededor.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022