-Lo siento mucho, Sofía -dijo, su voz llena de un arrepentimiento genuino-. Mi vuelo se retrasó. Una tormenta en Chicago. Quería estar allí cuando salieras.
-Está bien, Mateo -dijo, y se sorprendió al encontrar su voz suave-. Estoy bien.
-Estaré allí para la gala -prometió-. No me la perdería por nada del mundo.
-Solo llega antes de que termine -dijo ella-. Eso es todo lo que importa.
-Lo prometo -dijo él.
Pasó los siguientes días preparándose. Escogió su vestido, una creación impresionante en azul rey, el color del poder y el renacimiento. Descansó, conservando su energía. Esta iba a ser la actuación de su vida.
La noche de la gala, se reunió con sus padres en una suite privada del hotel.
-Necesitamos hablar -dijo, respirando hondo-. Voy a cancelar el compromiso con Damián.
Su padre, un hombre severo pero amoroso, la miró, sus ojos llenos de preocupación.
-¿Estás segura, Sofía? Esto tendrá implicaciones comerciales.
-Estoy segura -dijo-. Y quiero anunciar mi compromiso con Mateo Ríos. Esta noche.
Sus padres intercambiaron una mirada. Luego su madre sonrió.
-Siempre nos gustó ese chico. Tiene un buen corazón. Y te adora.
Su padre asintió.
-Si esto es lo que te hace feliz, entonces te apoyamos. Al diablo con las implicaciones comerciales.
Un peso que ni siquiera sabía que llevaba se levantó de sus hombros.
Entró al salón de baile del brazo de su padre, con una sonrisa radiante y segura en el rostro. Su mesa estaba al frente, junto a la de la familia Valdés. Damián ya estaba allí, enviando mensajes de texto debajo de la mesa, con una pequeña sonrisa secreta en su rostro. Ximena, sin duda.
Sofía ni siquiera le dedicó una mirada.
A medida que avanzaba la noche, se acercaba el momento de dar su tradicional discurso de cumpleaños. Su celular vibró con un mensaje de Mateo.
*En el estacionamiento. Ya voy subiendo.*
Se alisó el vestido, tomó un sorbo de agua y caminó hacia el escenario. Estaba tranquila, su corazón firme.
-Gracias a todos por venir -comenzó, su voz clara y fuerte-. Esta noche no es solo mi cumpleaños. También es una noche para un anuncio especial sobre mi futuro, y el futuro de mi familia.
Vio a Damián levantar la vista, un destello de fastidio en sus ojos. Probablemente pensó que estaba a punto de hacer una escena, de presionarlo públicamente sobre la fecha de su boda.
Su celular vibró. Ximena se estaba impacientando.
Se puso de pie. Su padre le siseó que se sentara, pero Damián lo ignoró. Comenzó a alejarse.
-Damián -la voz de Sofía resonó, deteniéndolo en seco-. ¿Estás seguro de que quieres irte? Quizás quieras escuchar esto.
Se detuvo, de espaldas a ella. Por un momento, ella lo vio dudar. Pero la atracción de Ximena era más fuerte.
-Tengo cosas más importantes que hacer -dijo con frialdad, y salió del salón de baile sin mirar atrás.
Sofía lo vio irse. El último y obstinado hilo que los conectaba finalmente se rompió.
Respiró hondo y sonrió, volviendo su mirada hacia el fondo de la sala, donde Mateo acababa de entrar. Él la miró a los ojos, una expresión de apoyo inquebrantable en su rostro.
-Como decía -dijo Sofía al micrófono, su voz resonando con una libertad recién descubierta-. Tengo un anuncio. El compromiso entre Damián Valdés y yo ha terminado oficialmente.
Un jadeo colectivo recorrió la sala.
-Y -continuó, su sonrisa ensanchándose mientras Mateo caminaba hacia el escenario-, estoy encantada de anunciar mi compromiso con el hombre que tiene mi corazón, el señor Mateo Ríos.