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Después de unos cuantos metros recorridos en oscuridad, una puerta de cristal iluminada apareció, pero no tenía ningún botón o llave que pudiera indicarle a los cinco como abrirla.
-¿Y ahora qué? –cuestionó Daniel- no tiene ni siquiera una manija.
-¿Hay que romperla? –cuestionó Aniel-
-Una pequeña explosión ayudaría, ¿verdad Nil? –dijo Biel con div