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Evelina pasó tres días ininterrumpidos recuperando el sueño en la lujosa suite presidencial de Kristina. Aparte de breves intervalos para comer algunos bocadillos, apenas se movió; su mejor amiga se encargó de aplicarle mascarillas rejuvenecedoras durante ese periodo.
En la mañana del cuarto día, Demi llamó inesperadamente, solicitando la presencia de Evelina en la Mansión Gibson. No era difícil adivinar la razón detrás de su petición: evidentemente se trataba del divorcio.
Sin embargo, Kristina sospechaba que había algo más profundo, así que dijo: "Dudo que el asunto sea tan simple. Al parecer, Florrie, la nieta mayor de la influyente familia Russell, recientemente quedó ciega tras sufrir una grave lesión en la cabeza. Su familia ya agotó sus opciones con todos los especialistas de renombre y ahora busca desesperadamente a la esquiva aprendiza de Landen Mitchell: la Tejedora de Visiones. El mismísimo Jasper Russell vino a Aglonard para supervisar personalmente la búsqueda. Demi es la única que conoce tu verdadera identidad, y me preocupa que quiera...".
"Demi prometió nunca revelar mi identidad. No te preocupes", la tranquilizó Evelina rápidamente.
"Solo asegúrate de que la familia Gibson no se aproveche de tus habilidades nuevamente", contestó la otra, manteniéndose cautelosa.
"Tendré cuidado", aseguró su amiga con firmeza.
"No te verás con ellos luciendo así", soltó Kristina, aún no convencida del todo. Después del desayuno, convocó a su equipo privado de belleza y dio una orden sencilla: "Su misión es despertar la belleza de nuestra Bella Durmiente".
Y así lo hicieron sus empleados. Después del merecido descanso, Evelina parecía una flor que finalmente floreció bajo el sol. Su piel estaba luminosa, sus rasgos radiantes, y el cansancio que había opacado su mirada durante años había desaparecido por completo, reemplazado por claridad y atractivo.
Con un vestido de fiesta refinado y un maquillaje discreto y elegante, la joven se veía completamente trasformada.
"Cary debe estar ciego porque cambió a una diosa por alguien como Esme", declaró Kristina tras varios segundos, pues se había quedado sin palabras.
El vehículo de la familia Gibson llegó puntualmente a la entrada del hotel. Asher, el mayordomo de la familia desde hacía mucho tiempo, fue personalmente a recogerla, pero inicialmente, fue incapaz de reconocerla. Se la quedó mirando dubitativamente, hasta que ella lo saludó, lo que hizo que la reconociera en el acto.
"¿Señorita Marsh?", soltó atropelladamente. "Se ve absolutamente extraordinaria".
En media hora, el auto se detuvo en la Mansión Gibson; Asher bajó y le abrió educadamente la puerta a la joven.
"¿Esta es la señorita Russell?", preguntó Margot, apresurándose a recibirla, cambiando su expresión a una de adulación.
Ese día, Jasper llegaría a la ciudad, así que ella se había arreglado meticulosamente desde temprano, ansiosa por captar su atención.
Pensó que solo él se aparecería; de hecho, lo último que esperaba era ver a una mujer tan impresionante en su puerta. Destilaba tanta gracia y confianza que, ¿quién más podría ser, aparte de la señorita Russell?
"Margot, tal vez deberías ir a que te revisen la vista", respondió Evelina educadamente, aunque el desprecio en sus palabras era palpable.
La aludida se quedó boquiabierta. "¿Eres tú?", susurró incrédula, visiblemente celosa, mientras se le acercaba para examinarla de cerca.
En ese preciso momento, otro vehículo se detuvo frente a la casa. De este salió Cary con gracia, acompañado por Esme.
Cuando el recién llegado vio a Evelina, se congeló abruptamente, completamente cautivado por su belleza. Solo habían pasado unos días, ¿cómo era posible que se hubiera puesto tan despampanante? En ese momento, su exesposa irradiaba belleza sin esfuerzo.
Esme tensó la mandíbula al notar el asombro de Cary, aunque mantuvo su sonrisa gentil. "Esa es tu exesposa, ¿verdad?", sondeó suavemente. "Ya que nos hemos encontrado con ella, deberías saludarla. Debe haber sido difícil para una huérfana como ella seguirte hasta aquí".
Aunque habló suavemente, cada una de sus palabras era como una cachetada: Esme actuaba como si ella, no Evelina, fuera la auténtica señora Gibson.
Ese comentario sacó a Margot de su ensoñación, quien inmediatamente estalló de ira. "¡Evelina! ¿De dónde sacaste el dinero para vestirte así? ¿Saqueaste las cuentas de mi hermano para hacerte un nuevo rostro y comprarte ese vestido de diseñador?".
Hasta Esme había optado por la simplicidad ese día, evitando llamar la atención innecesariamente. Por eso, Margot no podía soportar que su excuñada se robara toda la atención sin esfuerzo.
"Mírate, vestida de manera inapropiada. ¿Intentas recuperar a Cary? ¡Ni en tus sueños!", escupió con desprecio, tras un momento de duda. Luego, dejándose llevar por la ira, clavó sus garras en el vestido y el pelo de Evelina.
"Señorita Gibson, por favor, cálmese. Hoy hay invitados distinguidos. No está mostrando el comportamiento apropiado de una Gibson", intervino Asher, firme y rápidamente.
"¡Voy a quitarte esa expresión tan engreída!", gritó la furiosa Margot, ignorando la súplica del mayordomo.
Evelina se mantuvo tranquila, sacó su celular y grabó la rabieta de Margot. Después, declaró con una confianza gélida: "Adelante. Mostrémosle a Jasper Russell lo refinada que eres".
En el acto, Margot se congeló y abrió mucho los ojos. De golpe, sus amenazas murieron en su garganta y fueron reemplazadas por una mirada aterradora, mientras exclamaba: "¡No te atreverías!".
Instantes después, cambió de táctica y se recargó teatralmente en Esme, fingiéndose vulnerable, mientras decía: "Protégeme, por favor. Pronto seremos familia, así que tienes que defenderme".
La instigadora enfatizó "familia" a propósito, con la intención de molestar a Evelina.
Esme le acarició tiernamente la cabeza a Margot, como si consolara a un niño, y dijo: "No te preocupes. Nadie te hará daño mientras yo esté aquí".
"¿Dónde están Demi y Elora Gibson? ¿Desde cuándo los extraños dictan las reglas en esta casa?", bufó con fuerza Evelina.
Al oír eso, Esme se puso rígida.
Esa no era la Evelina amable que todos esperaban. ¿En qué momento había desarrollado una lengua tan mordaz?
"¿Quién es la extraña? ¡Tú eres la que no pertenece aquí!", objetó rápidamente Margot. Luego, volteó a ver a su hermano y le preguntó: "¿Escuchaste lo que le dijo a Esme? ¡No puedes dejar que nos intimide así!".
"Está bien. No es culpa de Evelina. A fin de cuentas, no tuvo padres, así que nadie le enseñó a comportarse. Cary, por favor, no la culpes", suspiró Esme, con gracia practicada.
La aludida rodó los ojos, claramente molesta por las implicaciones de las palabras de esa rompehogares.
Sin embargo, Cary no vio nada de la frustración de su exesposa. Desde su perspectiva, la amable tolerancia de Esme solo aumentaba su perfección. Por eso, la abrazó suavemente para protegerla, antes de arremeter con frialdad contra Evelina.
"Si piensas que causar problemas hará que regrese contigo, estás equivocada. De hecho, eres patética. Discúlpate con Esme ahora mismo", exigió con un tono gélido.