Capítulo 6 La apuesta

Esme se estremeció visiblemente bajo la implacable mirada de Demi, mientras se le ponían las palmas sudorosas por los nervios. Desesperada, balbuceó una excusa. "He realizado innumerables cirugías, así que me resulta imposible recordarlas todas con clar...".

"¿Una cirujana que olvida los procedimientos que ha realizado?", la interrumpió Evelina suavemente, con la voz cargada de sarcasmo. "Parece que no eres más que una impostora. ¿Te atreves a demostrarme lo contrario con una pequeña apuesta?".

"¿Quién te crees para desafiar a Esme de esta forma?", estalló Margot, indignada. Sin embargo, se quedó muda cuando su madre la fulminó con la mirada, recordándole que debía mantener la decencia.

Evelina se mantuvo completamente imperturbable. En sus ojos brillaba el desafío mientras le decía a la farsante: "Señorita Barton, si tus afirmaciones son legítimas, seguramente esto no te afectará, ¿verdad?".

"¡De acuerdo! Acepto tu ridícula apuesta", respondió la aludida, apretando con más fuerza el brazo de su amado, pues estaba segura de que veía sus verdaderas intenciones. "Estás muy desesperada por recuperar a Cary, ¿no es así?".

"Patético", se burló Elora, con desdén, pues para ella, la riqueza era sinónimo de respeto. Los pobres no merecían ni reconocimiento ni cortesía.

Evelina no cayó en provocaciones. Clavó su mirada en Esme y dijo en un tono engañosamente amable: "La apuesta es la siguiente: demuestra que puedes restaurar la vista de Florrie Russell".

"¡Basta de tus calumnias!", gruñó el enojado Cary. "¡Esme revisó personalmente los registros médicos de Florrie y me aseguró que puede tratarla!".

Anteriormente, Cary le había entregado a Esme los informes médicos detallados que le había enviado la familia Russell. Ella había declarado con confianza que la condición de Florrie era manejable. Sin embargo, en privado lo maldijo por ser tan crédulo: solo había dicho eso para quedar bien, sin imaginarse que luego sería puesta a prueba.

"Maravilloso", respondió Evelina con calma. "Entonces dejemos las cosas claras: si fallas, te disculparás públicamente en la tumba del profesor Mitchell y confesarás tu engaño a los medios de comunicación internacionales", añadió, con la esperanza de verla retorciéndose para salir de ese predicamento.

"Eres desvergonzada", espetó Cary con desdén. "Está claro que harás cualquier cosa para manchar la reputación de Esme. Pero, ¿qué pasará si ella gana?".

"Entonces admitiré abiertamente mi error, para que todos lo sepan", respondió Evelina, sin perder el ritmo.

"¡No es suficiente!", intervino ferozmente Margot. "Si Esme gana, ¡desaparecerás de la vida de mi hermano para siempre!".

"De acuerdo", contestó la otra sin dudarlo, recorriendo la habitación con la mirada, antes de detenerse en un individuo en específico. "¿Puede fungir como testigo de nuestra apuesta?".

El distinguido hombre alzó la vista, para sostener la clara e inquebrantable mirada de la joven y, tras un momento de vacilación, accedió: "Por supuesto".

"Bien. Ahora que tenemos un testigo creíble, nadie podrá echarse para atrás", comentó Evelina, mostrando una sonrisa radiante.

"¿A quién estás acusando exactamente?", soltó la mentirosa, a la defensiva.

"¡Basta!", resonó la atronadora voz de Demi, silenciando la habitación de inmediato. "Esme, recuerda tu lugar".

No podía creer que esa farsante fingiera ser la legendaria Tejedora de Visiones enfrente de la prestigiosa familia Russell. De hecho, su atrevimiento podía hundir a toda la familia Gibson en la desgracia. Afortunadamente para Demi, Evelina se encontraba ahí y su presencia era su única oportunidad de salvación.

"Deja el tratamiento de la señorita Russell en mis manos. Sin embargo, ese será el último favor que le haré a la familia Gibson", le susurró tranquilizadoramente Evelina a la anciana.

Acto seguido, con tranquila determinación y gracia, la joven salió del lugar, sin dedicarles ni una sola mirada más a los presentes. No quería seguir desperdiciando su tiempo en ese ambiente tóxico.

Elora se regocijó con su partida. Preocupada de que los Russell pudieran confundir a Evelina con parte de la familia, le gritó con fuerza mientras se iba: "Cary se encargará de los papeles del divorcio mañana mismo. ¡No te atrevas a retrasar el asunto!".

El apuesto hombre observó intensamente la partida de Evelina y entrecerró los ojos por la intriga.

Inconsciente, Elora se dirigió a él con exagerada cortesía. "Señor Russell, por favor quédese a almorzar. Mi hija ha preparado una actuación especial en su honor".

"No, tengo otros asuntos que atender", rechazó la oferta con brusquedad el aludido.

Luego, clavó su mirada acerada e inescrutable sobre Esme y declaró: "Señorita Barton, ya que afirmó con seguridad que puede tratar a mi sobrina, espero que esté completamente preparada. La primera operación está programada para dentro de una semana".

'¿Solo una semana?', pensó la farsante. Luego, dejándose llevar por el pánico, soltó: "Yo... podría necesitar más tiempo para prepararme".

"Ese es su problema, no el mío", respondió fríamente su interlocutor. "Tendrá a su disposición enseres de primera categoría y un equipo médico altamente capacitado. Solo asegúrese de tener éxito. Y dígame el costo por sus servicios".

La verdad, él no esperaba milagros instantáneamente, pero si esa mujer ni siquiera podía comenzar con el procedimiento, su engaño quedaría al descubierta.

Cuando se dio la vuelta, Margot se apresuró a seguirlo.

Sin embargo, no había dado más de un par de pasos cuando los guardaespaldas la redirigieron a su lugar, humillándola. La chica, enojada, soltó algunos pisotones y sollozó dramáticamente, mientras corría hacia Cary y Elora en busca de consuelo.

Demi la miró con severidad y espetó: "Margot, los Russell están fuera de tu alcance. Solo acéptalo. Y tú...", prosiguió, girándose bruscamente hacia Elora. "Enseña a tu hija a comportarse con dignidad".