Sombras de obediencia
img img Sombras de obediencia img Capítulo 5 Reflejo de lo prohibido
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Capítulo 10 El castigo del deseo img
Capítulo 11 El collar del deseo img
Capítulo 12 En el límite del deseo img
Capítulo 13 El lugar donde las máscaras caen img
Capítulo 14 Bajo la piel de la img
Capítulo 15 Una advertencia img
Capítulo 16 La noche de la diosa img
Capítulo 17 Una celebración img
Capítulo 18 Un amanecer en la ducha img
Capítulo 19 Elena escucha una conversación img
Capítulo 20 Un día normal, consejo de Kael img
Capítulo 21 Más allá del juego img
Capítulo 22 Dueña de la noche img
Capítulo 23 El retorno al abismo img
Capítulo 24 Tinta y cadenas img
Capítulo 25 Entre sombras y vino img
Capítulo 26 Amanecer, Elena y Odelia img
Capítulo 27 El silencio antes de la tormenta img
Capítulo 28 El juego de la reina img
Capítulo 29 La liberación de Elena img
Capítulo 30 Fin de la primera parte nacimiento de una reina img
Capítulo 31 La reina del placer img
Capítulo 32 La autora img
Capítulo 33 El artista en la sombra img
Capítulo 34 La invitación img
Capítulo 35 Bajo la mirada del artista img
Capítulo 36 El juego en la penumbra img
Capítulo 37 El principio del vértigo img
Capítulo 38 Entre sombras y promesas img
Capítulo 39 Bajo su control img
Capítulo 40 Resaca de pasión img
Capítulo 41 El placer de mirar img
Capítulo 42 Amanecer entre dos mujeres img
Capítulo 43 Juego sin límites img
Capítulo 44 El agua y poder img
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Capítulo 5 Reflejo de lo prohibido

Elena sabía que cada noche en el club era distinta.

Pero esta vez, todo se sentía diferente desde el principio.

El pasillo que la guiaba estaba tenuemente iluminado por faroles rojos, y el sonido de sus tacones resonaba como un metrónomo erótico que marcaba la cuenta regresiva. No había mensajes. No había instrucciones. Solo una orden escrita a mano que la esperaba sobre su cama.

"No temas, solo obedece."

Vestía un conjunto de lencería de encaje negro, acompañado por una bata de satén del mismo tono. Su piel ya vibraba por la expectativa, su cuerpo, condicionado por noches anteriores, reaccionaba al silencio, al aroma del cuero y el incienso.

Cuando la puerta de la habitación se abrió, no fue un mayordomo quien la recibió. Fue una bocanada de color carmesí.

La habitación era distinta a cualquier otra, toda tapizada en rojo, las paredes, las cortinas, incluso la alfombra espesa que silenciaba sus pasos.

En el centro, una cama redonda, cubierta con sábanas de satén escarlata.

Sobre ella, en el techo, un gran espejo circular reflejaba todo desde lo alto.

Y allí estaban ellos, Dorian, de pie junto a la cama, vestido solo con un pantalón de lino negro que dejaba ver su torso musculoso y tatuado.

Y junto a él... otro hombre.

Alto, de tez bronceada, cabello oscuro, con una mirada que irradiaba dominio y misterio.

Elena se detuvo, los ojos anclados en Dorian.

-Bienvenida, Dulzura, hoy aprenderás algo nuevo.-dijo él, con esa voz que le encendía la médula

-¿Quién...?,--- pregunto Elena

-Él es Kael, un invitado, un espejo para ti.--- respondió Dorian

La tensión en su cuerpo se hizo nudo.

-¿Debo...?,--- la pregunta de Elena fue interrumpida

-Debes confiar, ¿Lo haces?,---- dijo Dorian

La mirada de Dorian era una red invisible, Elena asintió.

-Sí, Señor.--- respondió Elena

-Desnúdate,--- ordenó Dorian

-¿Aquí?,--- pregunto Elena

-Frente a nosotros, frente al espejo,--- respondió Dorian

Elena respiró profundo,lentamente, se deshizo de la bata, dejándola caer como una sombra a sus pies. Luego, el sostén, por último, la diminuta tanga que le quedaba. Estaba completamente desnuda.

Kael no la tocó, pero la observó con una intensidad casi física.

Y eso la hizo estremecer.

-Sube a la cama -ordenó Dorian.

Elena obedeció, las sábanas estaban frías al contacto, como una caricia burlona.

Dorian se acercó y sujetó sus muñecas, atándolas con correas de cuero a los extremos de la cama. Luego, lo mismo con sus tobillos.

Quedó abierta, expuesta, como una flor al sacrificio.

-Mira al espejo, Elena, no apartes los ojos.-susurró Dorian, colocándose detrás de Kael

Ella lo hizo y lo que vio la desarmó, su cuerpo atado, los pechos alzados, los muslos separados.

Y los dos hombres que la observaban con deseo.

Kael fue el primero en tocarla, sus dedos eran diferentes a los de Dorian, más duros, más inquisitivos.

Pasaron por su abdomen, por sus caderas, por su entrepierna, sin detenerse.

Elena jadeó, miró su reflejo era como observar a otra mujer, una criatura entregada al deseo, ajena al juicio.

-Hoy serás nuestro espejo, Kael te explorará y tú aprenderás a verte de verdad, a mirar lo que eres cuando dejas el control.-Dijo Dorian

Kael se inclinó y la besó entre las piernas, primero un roce, luego una lengua firme que la hizo gemir.

Elena cerró los ojos.

-No, Dulzura, mira, -ordenó Dorian

Ella abrió los ojos, el reflejo la mostró arqueando la espalda, gimiendo mientras Kael la lamía con técnica experta.

Sus pechos subían y bajaban, sus muslos temblaban.

Dorian se acercó y le acarició el rostro.-Eres arte cuando te rindes -murmuró.

Kael se incorporó, sus labios brillantes por los fluidos de Elena.

-Está lista -dijo, su voz ronca.

Dorian asintió, -no la penetres aún, solo la tocaremos, solo la llevaremos al borde... y la dejaremos caer.---

Uno tras otro, los toques se multiplicaron, Kael mordía sus muslos, Dorian lamía su cuello.

Las manos de ambos se turnaban sus pechos, su abdomen, sus labios.

Elena gritó, no podía más, cada caricia era un latido enloquecido.

Miraba el espejo y veía una mujer deshecha, rota por el deseo.

-¿Quieres que te penetremos, Dulzura? -preguntó Dorian.

-Sí, Señor,--- respondió Elena

-¿A cuál de nosotros deseas más?,--- pregunto Dorian

Elena dudó, sus ojos buscaron el espejo.-- A usted, Señor... pero quiero sentirlos a ambos.--

Dorian sonrió, -entonces lo tendrás,---

Desató sus piernas, la giró, quedó a cuatro patas en la cama, con las muñecas aún sujetas.

El espejo ahora mostraba su espalda arqueada, sus caderas abiertas, su sexo húmedo y expuesto.

Dorian la penetró primero, fuerte, innegociable. Su cuerpo la llenó por completo.

Kael se colocó frente a ella y le ofreció su miembro.

-Mírate, mírate dándole placer.--- ordenó Dorian mientras se movía dentro de ella

Elena tomó a Kael con la boca, temblando, la escena en el espejo frente a ella era brutalmente hermosa, entre dos hombres, completamente dominada, completamente deseada.

Y entonces llegó el clímax, Elena gritó, con Kael en su boca y Dorian en su interior.

Su reflejo se quebró entre espasmos.

Fue puro fuego, pura entrega, Kael se apartó justo a tiempo para venirse sobre su pecho.

Dorian rugió su nombre mientras eyaculaba dentro del condón.

La habitación se llenó de jadeos, de suspiros, de placer crudo.Después, la desataron con ternura, la cubrieron con una sábana de satén.

Dorian se acostó a su lado y le besó la frente.-¿Cómo te sientes?,---

-Expuesta, pero viva.--- respondió Elena

-¿Y ahora que te viste... qué ves?,---- pregunto Dorian

Elena miró el espejo una última vez.----Solo había una mujer, desnuda, feliz, completamente libre en su sumisión. Me veo por fin -susurró.

Dorian sonrió, kael se despidió con una caricia en la espalda.

La habitación roja no era solo un escenario, era un rito, un umbral que Elena había cruzado.Y sabía que ya no había marcha atrás.

Cuando quedaron solos Elena volvió a mirar el espejo, lo que vio le gustaba, su cuerpo completamente desnudo brillante por el sudor. A su lado Dorian, que también estaba desnudo, su cuerpo era una delicia por dónde se viera, un hombre deseado, exquisito.

            
            

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