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Un mes después
Dante entra a la oficina y ve a su hermano coqueteando con Eva, y siente un pinchazo en el pecho. Ella ríe con lo que le dice Lucas, ¿lo encontrará más atractivo que él? es el pensamiento de Dante mientras sigue en la puerta. Sin poder creer que por primera vez sienta celos, ella es muy formal con él, nunca ríe así. Es algo que no había pensado mucho hasta ahora. Lucas y Eva aún no han reparado en su presencia. Dante hace ruidos con su garganta y camina un poco más fuerte. Eva y Lucas se giran a ver quién ha llegado.
-Buenos días, ¿Lucas no es muy temprano para que estés por aquí? Estoy seguro que tienes mucho trabajo.
-Buenos días -repiten Eva y Lucas.
-No es tan temprano, además quería hacerle la visita a Eva.
-¿Hacerle la visita? Desde cuando esto cambió de ser una empresa a un lugar de encuentros.
-Ya me voy, se ve que estás de mal humor. ¿No te han follado bien estos días?
Lucas se va sin esperar respuesta y Dante frunce el ceño, parece que se pasó, quizás pida disculpas después, cuando se le pase el enfado.
-Señorita Miller la espero en mi oficina, necesito que transcriba algunas cartas.
Eva se pone de pie enseguida, no quiere tener más problemas con el jefe gruñón que le ha tocado. Entra detrás de Dante y cierra la puerta, sabe que así le gusta cuando está alguien más en la oficina. Se sienta y lo mira esperando le dicte lo que quiere enviar. Dante está con cara muy seria, mirándola con cara de amargado, ella no sabe porque le gusta tanto con esa cara de insoportable que pone, si no lo ve tan atractivo.
-¿Lo estaba pasando muy bien con mi hermano? -Es la pregunta de Dante y deja descolocada a Eva.
-Disculpe, no entendí su pregunta.
-¿Si le gusta mi hermano?
-Es un buen jefe.
-Preguntaba si le gustaba como hombre.
Eva no puede creer que le pregunte esto.
-Si me gusta o no, no creo que sea de su incumbencia.
-Si lo es, él es mi hermano y usted mi secretaria.
Pensándolo así, tiene razón. No le habían dicho que hubiera una política de no confraternización.
-Bueno... es muy atractivo.
-¿Le gusta más que yo?
-¿¡Perdón!?
-Conteste mi pregunta.
-No tengo que hacer tal cosa. Si no tiene nada para mi, que sea trabajo, me retiro.
-Quédese ahí, no he terminado.
-Pero yo sí, no tengo porque responder preguntas que no tienen nada que ver con mi trabajo.
-¿Qué le parece si hacemos un trato?
-¿Un trato? ¿Usted y yo? No gracias.
-Estoy seguro que le va a convenir.
-No estoy segura de eso.
-Yo creo que sí. Que le parece un fin de semana conmigo donde usted quiera. Obvio le voy a pagar.
-No gracias, bríndele ese trato a otra persona. Me voy a mi oficina, llame si es sobre trabajo, si no, ni se moleste.
Y con estas palabras Eva se pone de pie y camina hasta la puerta. Va a abrirla, pero Dante la llama.
-Regrese aquí, voy a dictarle las cartas.
En cuanto Eva se va luego de tomar los apuntes, Dante se pone a cavilar sobre lo ocurrido. Nunca pensó que fuera así de celoso, pero cuando vio a Lucas tan cerca de Eva coqueteando y ella le correspondía, vio todo rojo.
«Esto me llevó a ofrecer un trato tan malo. Pero ya que hice el primer movimiento, no voy a parar, tengo que tener en mis brazos a esa morena de ojos avellana. Una o dos noches me bastarán para sacarla de mi sistema.» -Dante piensa esto mesándose la barba, pasándose la mano de la boca a la barbilla.
♥♥♥♥
Es casi las dos de la tarde cuando Dante tiene una idea. Recoge algunos papeles que tiene que entregar a su hermano, se arregla la chaqueta del traje y sale.
-Eva, cancela lo que tenga para el resto del día, voy a estar fuera.
-Pero tenía una llamada muy importante con...
-Llama y programa para otro día.
-Pero señor... -Dante dejó a Eva con la palabra en la boca.
Eva no sabe que pensar, él no es así, tan impulsivo, además la llamó Eva, nunca lo había hecho.
Dante pasa por la oficina de Lucas y deja los papeles que traía.
-Este es el contrato que haremos con los españoles, revísalo, señala lo que no te guste y mañana lo vemos.
-Ok, lo haré. Ahora, dime que fue lo de esta mañana.
-Nada, disculpa si exagere.
-¿Nada? ¿Si exagere?, parecías un esposo celoso dispuesto a eliminar al que osara mirar un poco a su mujer.
-Vale, Eva me gusta mucho y reaccioné muy mal al verlos tan juntos.
-Lo hubieras dicho antes. Solo fue un coqueteo inocente, aunque si Eva lo permite, llego a más. -Dante lo mira mal en lo último que dijo y Lucas rectifica levantando las manos-. Antes de saber que te gusta. A partir de ahora será todo muy inocente, ya que puede ser mi futura cuñada.
-Tampoco es para tanto. Me gusta, pero estoy seguro que una o dos veces con ella y se me pasará.
-Si tú lo dices, estás muy territorial para algo que consideras pasajero.
-Lo es.
-Que nuestra madre no se entere que te gusta. Si no la verás planeado una boda y lo que usarán los hijos que tendrán en cada bautizo.
-No le digas tú, yo no lo haré, ¿entendido?
-Entendido. -dice Lucas con burla, haciendo el gesto de saludo militar.
Dante frunce el ceño, Lucas es incorregible, no cambiará nunca, se da cuenta lo que está haciendo y relaja el rostro. Se despide de Lucas y va a su objetivo original.
Llega a una joyería y se dispone a ver las joyas que están en exhibición, viendo cuál irá bien con Eva. Recorre la joyería y no ve nada a su gusto, el encargado de la tienda le trae un muestrario, allí ve dos pares de aretes de oro blanco que le gustan, uno con cristales grandes de rubí y otro con cristales más pequeños de diamante en tono coñac, va a coger los rojos, el rojo significa pecado.
«Eva, la pecadora.» -Ríe por lo bajo al pensar esto, pero se decide por el último, contrasta con el color de los ojos de Eva.
¿De donde le salió lo cursi?, Dante no sabe, ni lo analizará, cree que mejor es pensar que así Eva accederá a sus intenciones.
Dante regresa a la oficina, y le pide a Eva que lo acompañe, esta lo mira sorprendida, ya que cuando él dice que no va a regresar así lo hace. Reacciona y lo sigue informándole: -Señor Lombardi ya cancelé lo que tenía para la tarde, no creo que acepten otro cambio hoy...
-No se preocupe por eso y siéntese.
Ella se sienta y espera por lo que él le va a decir, pero Dante saca una caja del bolsillo del pantalón y lo pone sobre la mesa. Eva mira de la caja a Dante sin saber para qué está allí. Luego de un momento de silencio Dante le dice:
-Bueno, le dije que viniera hasta aquí porque quiero mostrarle esto. -Abre la caja y dentro hay unos aretes hermosos, Eva no entiende para que se los muestra, a la legua se ven hermosos y caros.
«¿Para qué me los muestra? ¿Querrá la opinión de una mujer antes de entregarlos a la destinataria?»
-¿Qué piensas? ¿Te gustan, o los cambio?
-Están hermosos, si fueran míos no los cambiaba, pero creo que debería preguntar a la mujer a quien se los compró.
-Los compré para ti, los escogí porque combinan con tus ojos.
-¿Los compró para mí? ¿Es un obsequio de la empresa por buen trabajo?
-No, es un regalo mío. Este y más tendrás si estás conmigo. ¿Acepta mi propuesta de la mañana?
Dante mira a Eva y la ve con la cabeza inclinada y el ceño fruncido, no habla ni hace nada, está inmóvil.
-¿Va a estar así mucho tiempo, o me dará la respuesta que quiero ahora?