Capítulo 8 Fantasía erótica

Esta noche hizo algo imperdonable, llamó a su acompañante de turno por el nombre de su secretaria mientras tenían sexo. La mujer en cuestión paró toda actividad en ese momento y le dijo que no volviera a buscarla.

«Ay Eva, ¿qué me estás haciendo?» -Piensa Dante mientras para frente a la casa de su acompañante.

Se despide de la chica con un gesto desde el interior del coche mientras ella se mete dentro de la casa, mirándolo con ganas de matarlo.

«Lástima, me gusta esta mujer.»

Volvió a acelerar, y nada más entrar a su casa va directo a la habitación, se quita la camisa y se dirige al baño, necesita una ducha y terminar lo que dejó a medias, no hay razón para no saciar el deseo de su propio cuerpo.

Pasa su mano lentamente sobre el pantalón, cerrando los ojos para evocar la imagen de su secretaria, la está deseando desde hace un tiempo. El baile sensual de hoy no ha hecho nada más que aumentar las ganas que tiene de acostarse con ella.

Se desabrocha el pantalón y saca su miembro del interior de su ropa. Empezó a mover los dedos despacio de arriba a abajo, en una suave caricia. Comienza a imaginar a Eva con el vestido negro que traía en el Club. Su cabello castaño algo revuelto por haber bailado casi toda la noche. Tiene la piel pálida donde desea dejar su marca. Su imaginación es tan vívida que su erección crece más.

En ese momento se quita el pantalón y el calzoncillo y queda completamente desnudo. Sigue con el sube y baja, a veces rápidamente mientras otro rato más lentamente. Con la otra mano se acaricia el cuerpo mientras chupa y pasa la lengua por los labios.

De golpe deja de tocarse y entra en la ducha. El agua caliente que cae es una agradable sensación que recorre su cuerpo. Coge el jabón y comienza a lavar todo su cuerpo, pasando las manos muy lentamente hasta llegar a su miembro.

El movimiento arriba y abajo hace que sienta cada palpitación del miembro, sintiendo como va cada vez engrosando y endureciéndose más. Pasa suave un dedo por borde del glande y con la otra mano acaricia las bolas también suavemente. De su miembro sale unas gotas de presemen, y lo usa como lubricante. Sigue subiendo y bajando su mano por todo su miembro, suspendiendo el movimiento de vez en cuando para prolongar el placer.

De momento Eva viene a su mente y la ve arrodillada, allí frente a él, con los labios húmedos, lista para llevarlo a su boca. Él pasa el pulgar por los labios de ella, unos labios que desea morder en un beso apasionado. Dante quiere que esta fantasía se haga realidad. Desea sentir esos labios alrededor de su miembro gimiendo el nombre de él.

Eva chupa despacio su miembro sin llevarlo completo a la boca. Se aparta un poco aún con el miembro unido a la boca, y lo mira con ojos lujurioso.

Dante acaricia la cara de Eva y la acerca de nuevo a él. Empieza a moverse suavemente follando la dulce boca de su secretaria. La coge por el cabello y jadea por el placer que siente. Gime fuerte cuando los dientes de esa perfecta boca le rosan el miembro. Escalofríos recorren su espalda, las piernas le temblaban por el inminente orgasmo. Entonces Eva acaricia sus bolas mientras chupa su miembro, esto hace que su excitación se dispare al máximo, de su boca escapaba un gemido y no pudo evitar se correrse, viendo como ella disfruta igual que él. Eva lame de sus labios el semen que no pudo mantener dentro de su boca.

Se queda un instante inmóvil con la respiración agitada.

-Mierda... -dice Dante y se estremece al bajar de la nube eufórica en que está al terminar aquella fantasía.

Mira hacia arriba y el agua de la ducha sigue cayendo. Vuelve a coger el jabón y termina su baño.

♥♥♥♥

Dante despertó hoy animado, durmió como hacía mucho tiempo no dormía

«¿Quién iba pensar que satisfacerme pensando en mi secretaria, me haría dormir tan bien?» -Piensa mientras va llegando a la empresa en su auto.

En la entrada ve a Eva y a Laura que van entrando, conversando muy animadas tomando un café. Él quisiera subir con ellas en el ascensor para ver como reacciona Eva, pero sabe que no le dará tiempo.

Al entrar a la oficina Eva ya está en su puesto. Sólo para ver como reacciona ante él le dice que lo acompañe a su oficina. Ella lo sigue y espera de pie por lo qué él le dirá. Dante le pide que se siente, pero la ve normal, no como en la fiesta de sus padres, que se veía muy avergonzada y tratando de justificar su presencia. Ahora no sabe que decirle, y lo primero que se le viene a la cabeza es decirle que vaya hasta la cafetería que está cerca y le traiga un café. Ella hace lo que le pide y le trae el café que tanto le gusta.

Es casi las tres de la tarde cuando entra Eva muy agitada a la oficina de Dante.

-Señor Lombardi, su madre me llamó e insiste que la acompañe a tomar un café. Le digo que no he terminado de trabajar, pero...

-Se lo insistente que es, no te preocupes, ahora la llamo y le digo que lo deje para otro día y otro horario.

-¿A usted no le molesta que su madre me invite a un café y se reúna conmigo? -pregunta atropelladamente, y ahora es que él ve a la Eva de la fiesta de sus padres.

-No, ¿por qué habría de importarme? Yo no me meto en las decisiones de mi madre. Si ella decide reunirse o no con usted ella sabrá porqué.

Eva regresa a su puesto y Dante llama a Eleonor, quien insiste, pero al final logra convencerla de que invite a Eva otro día.

Luego de la llamada con su madre, Dante se pone a pensar en lo que le dijo a Eva, y llega a la conclusión que si le importa que se reúnan. Conociendo a Eleonor se harán amigas. Y estará detrás de él si se entera de los planes que tiene para su secretaria.

Dos semanas después Dante ve que tenía razón, su madre solo habla de Eva. De lo educada que es, simpática y más calificativos, que hacen pensar con humor a Dante que su secretaria casi es Santa. Eleonor ya logró que participe en la organización sin fines de lucro que auspicia un centro de acogida de menores y un refugio de mujeres maltratadas. Eva va a estará en el grupo que creó con Laura y otras mujeres que se encargaran del centro de menores. Antes Eleonor solo hablaba de Laura, ahora de la dos, tanto que Lucas protesta.

-Mamá ¿no tienes otro tema qué no sean Laura y Eva?

-Sí, pero este es el que quiero hablar ahora. -replica Eleonor, y mira con enfado a todos, que están en la terraza tomando un refrigerio. Todos callan, no se atreven a enfrentarse a Eleonor.

Mientras Dante reflexiona tomando un juego de naranja que su madre preparó para la ocasión.

«¿Será así ahora todo el tiempo? ¿Verla en la oficina y en casa de mis padres? ¿Es una señal para que actué, o para que me aleje un poco más de Eva?»

            
            

COPYRIGHT(©) 2022