Capítulo 7 Después de la fiesta

Eva llega quince minutos tarde, está enojada con ella misma, es primera vez que le pasa. Entra a la oficina un poco nerviosa, no quiere que su jefe piense que porque estuvo en una fiesta en su casa ahora va a descuidar su trabajo. Deja el bolso en la mesa y va a hablar con Dante para disculparse. Hoy tiene la puerta cerrada, esto le extraña, no es común en él, y no tiene ninguna reunión programada para la mañana. Camina hasta la puerta y alza la mano para tocar, pero se detiene cuando escucha voces, hay otro hombre hablando con el señor Lombardi.

Está al regresar a su mesa y ponerse a trabajar cuando escucha al hombre misterioso hablar un poco más fuerte, y Dante se queda callado, no responde, otra cosa extraña hoy. Se acerca más a la puerta para escuchar, pero da un grito ahogado cuando le tocan el hombro. Tiene la sensación que el corazón se le detuvo un momento. Quiere correr y esconderse por la vergüenza, Lucas está detrás de ella. La está mirando muy serio, no es el bromista de siempre.

-¿Qué haces?

-Yo... yo quería hablar con su hermano.

-¿A través de la puerta?

Quiere que se la trague la tierra, se tapa la cara con las manos y pide disculpas. Lucas le dice que no lo haga otra vez y entra a la oficina de Dante sin llamar.

Regresa a su mesa dispuesta a trabajar, pero las voces altas en la oficina de su jefe la distraen, Lucas y Dante están discutiendo. Eva tiene ganas de saber que pasa ahí dentro, los hermanos se dicen muchas cosas en broma, pero esto parece serio. Veinte minutos después salen los tres hombres, ahora sonriendo y charlando como si nada hubiera pasado en la oficina.

Ella los mira con la cabeza inclinada, confundida por la actitud de ellos.

-Eva, tengo que hacer algunas cosas con Oliver, de allí voy directo al restaurante para el almuerzo con mi abogado inmobiliario, si surge algo llámame. -dice Dante, caminando despacio pero sin detenerse, y se va con Lucas y con el hombre misterioso que Eva supone sea Oliver.

Sigue su trabajo como cada día, es casi la hora de ir a casa cuando recibe una llamada de Emma, quien la invita a un bar.

-Hoy es lunes y llegué tarde, mejor lo dejamos para el fin de semana. -dice Eva con voz lastimera.

-Un rato nada más. Leo me invitó, pero no quiero ir sola. Sé la mejor amiga y acompáñanos. -Insiste Emma con voz quejumbrosa.

-Está bien, pero un rato nada más.

-¡Bien! Te pasaremos a buscar a tu casa. Leo no puede salir antes del bufete.

Eva a veces se va con ella y antiguos compañeros al salir del trabajo a un bar a tomar unos tragos, o a veces como hoy va hasta su casa y se cambia de ropa, Leo la busca casi siempre en su auto. Eva haya curioso que se lleven mejor y salgan más ahora que cuando trabajaban juntos. Se ha hecho íntima de Emma y Leo, quienes están enamorados, pero no dan el primer paso, argumentando que puede dañar la amistad si no se llevan bien como pareja.

«Hoy se hacen novios o me cambio el nombre. Elisa me gusta, pero espero no cambiarlo.» -Piensa Eva con una sonrisa mientras recoge sus cosas para ir a casa.

♥♥♥♥

Leo recoge a Eva, pero no van al bar de siempre, lograron entrar a un Club que está de moda. Llevaban casi tres semanas tratando de entrar.

-Con las reglas que tiene este Club, tal parece que vamos a entrar al Palacio de Buckingham o al Palacio de la Zarzuela. -bromea Leo cuando están frente a la puerta de entrada.

Emma y Eva ríen al ver la cara que puso el guarda de seguridad, tal parecía que habían ofendido a su abuela. Y es que el Club tiene un código de vestimenta semi informal o formal, el cual si no cumples no te dejan entrar.

Dentro está casi lleno, el ambiente está increíble, más de lo que esperaban, creían que era más fama que lo bueno que estaba en realidad. Las chicas van a bailar mientras Leo va a buscar las bebidas.

«Hay tanta gente, y la música tan alta que no podré hacer de Cupido.» -Delibera Eva mientras baila al ritmo de la música.

Leo llega quince minutos después quejándose porque había mucha gente en la barra. Entre los tres llegan a un acuerdo de beber solo los tragos de ahora, prefieren disfrutar al bailar que esperar más de diez minutos por una bebida, ya que ellos deben irse temprano del Club, y no están en la zona vip dónde un camarero les lleva lo que pidan.

Eva está feliz, a pesar de que sale de vez en cuando a algún bar, llevaba mucho tiempo sin bailar tanto. Algunos hombres se acercan a ellas, pero los rechazan, Leo está como guardián, listo para intervenir si se sobrepasan.

Están al irse a casa cuando ponen una canción muy sensual de Dua Lipa, y Eva se acerca a Leo para que Emma se ponga celosa y acabe de despertar. Sonríe al ver que frunce el ceño, y se pega un poco más a él, pero Emma no hace nada y Eva la deja por imposible. Se aparta y al mirar frente a ella ve a Dante en la zona vip bailando con una morena, pero la está mirando a ella. Se sorprende un poco, siempre es tan formal que no esperaba verlo allí. Inconscientemente cambia su postura y forma de bailar, lo hace más sensual sin dejar de mirarlo, él tampoco deja de mirarla, y aunque lo hace con otra mujer, tal pareciera que lo hace para ella. Algo que Eva cree estar imaginando, no puede ser posible.

Eva agudiza la vista y siente deseo de ir hasta donde está su jefe, apartarlo de la mujer y acercarlo a ella. Detiene este tren de pensamiento cuando acaba la música y Emma la llama para retirarse del Club. Lo hace, no antes de mirar otra vez hacia donde está Dante, quien ya no baila, pero mantiene a la mujer a su lado mientras habla con el hombre misterioso de la mañana.

♥♥♥♥

Eva llega a casa y se da una ducha para quitar el sudor de la noche. Va a la cama, pero no puede dormir, pensando en lo sexy que se veía su jefe bailando para ella.

-Sí, para mí, estoy casi segura que fue así. -murmura acomodando la almohada.

Lleva un rato y no puede dormir, pensando en su jefe. Lo único que se le ocurre para que le llegue el sueño es saciar las ganas que tiene.

Enciende una lámpara que se encuentra en la mesita de noche, es de madera negra y está pegada a la derecha de la cama. Retira su ropa interior, se pone con la espalda contra el colchón y las piernas estiradas levemente abiertas. Pasa las manos por su cuerpo hasta llegar a los senos. Los dedos toman uno de los pezones rosados y lo estrujan, mientras que con la otra mano acaricia el otro seno. Muerde un poco el labio inferior, imaginando a Dante mirarla mientras se acaricia y se da placer, esto hace que crezca un poco más su excitación.

Sigue acariciando los senos y baja lentamente hasta llegar a la vulva, pasa los dedos en una caricia, separa los labios y estimula el clítoris con movimiento circulares. Suelta un suspiro y sigue con los movimientos hasta que siente la necesidad de más, aparta la mano y la dirige a la boca. Chupa dos dedos, mientras con la otra mano juega con los pezones hasta ponerlos completamente erectos. Saca los dedos de la boca cuando los siente lo suficientemente lubricados y los lleva nuevamente a la vulva. Acaricia los labios y los abre, lo hace despacio. A veces se acaricia el clítoris con movimiento circulares, otras recorre todo hasta llegar a la entrada de la vagina, sin penetrar con un dedo, sólo para tentarse. Tiene la cabeza hundida en la almohada y trata de acallar los gemidos sin conseguirlo. Finalmente mete un dedo dentro su intimidad. Lo mete completo y lo saca para volver a repetir. Las piernas empiezan a temblar ligeramente cada vez que da una estocada con los dedos, introduce un tercero sólo para más placer y aumenta el ritmo de las estocadas. Para este punto ya está completamente agitada y acalorada, saca los dedos de su interior y degusta el sabor de sus fluidos.

Acaricia todo a lo largo de la vulva, juega un poco con el clítoris sintiendo calor en el abdomen bajo, coloca una almohada en la espalda baja para quedar un poco alzada. En la nueva posición puede acariciar mejor el punto G. Introduce nuevamente dos dedos en su interior y con la otra mano acaricia el clítoris y de vez en cuando los senos.

Después de un par de estocadas puede alcanzar el punto G haciéndole dar espasmos, sigue así hasta que siente que no puede más y llega al clímax llenando los dedos de sus fluidos mientras gime muy fuerte.

Deja los dedos en el interior un rato sintiendo como son apretados por su feminidad. Finalmente, los saca y se relaja mientras se van desvaneciendo los efectos del reciente orgasmo.

-Ahora si puedo dormir. -Después de un rato se para acomoda todo, y va al baño a darse otra ducha.

Al terminar no se pone el pijama, se mira al espejo y sonríe. Concilia el sueño con una sonrisa satisfecha en la cara, piensa que es una lástima que su jefe nunca sabrá lo que hizo pensando en él.

            
            

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