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Liam apretó los papeles de divorcio firmados.
El papel crujiente se sentía como fragmentos de vidrio en su mano.
-Maya, por favor -susurró a la habitación vacía-. Por favor, vuelve. Lo siento. Lo siento mucho, mucho.
Se hundió en el sillón favorito de ella, inhalando el tenue y persistente aroma de su perfume.
El dolor, crudo y abrumador, lo consum