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Los días se convirtieron en semanas, las semanas en una neblina de desesperación alimentada por el alcohol.
Liam se derrumbó en su oficina, aferrando los papeles de divorcio plastificados.
No había comido en días. El sueño era un recuerdo lejano, atormentado por el rostro de Maya.
Su abuela, Eleanor Goldstein, la formidable matriarca de la familia,