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Alessandro apoyó ambas manos sobre la mesa de su despacho improvisado y exhaló con frustración. No le gustaba esta situación. Tener a la mujer ahí, sin saber quién demonios era realmente, lo ponía en una posición vulnerable.
Sacó su teléfono y marcó un número.
-Aristide.
-Jefe.
-Necesito que averigües todo sobre la doctora Harris. Quién es, de dónd