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La cabaña estaba tranquila, demasiado tranquila. Alessandro estaba de pie junto a la ventana, mirando hacia fuera, pero no veía nada en particular. Solo el silencio, que lo rodeaba. Sin embargo, algo en el aire le decía que esa calma no duraría mucho. Y no se equivocó.
El sonido de neumáticos deslizándose sobre las hojas secas llegó a sus oídos, c