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La habitación se tensó como si el aire hubiera sido reemplazado por electricidad estática. Alessandro parpadeó. Ian se quedó completamente inmóvil. Luego, explotó. -¿Qué mierda estás diciendo? -avanzó dos pasos más-. ¿Ahora eres la prometida del bastardo que me traicionó? -No soy tuya -le cortó Ellis, firme, seca-. Soy yo quien elige. -¡Eres mi her