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Ellis nunca había sido una mujer impulsiva. La impulsividad mataba. Pero quedarse quieta en un solo lugar también.
Se giró en la cama, escuchando con atención. Silencio. No total, pero lo suficientemente profundo como para saber que Alessandro no estaba justo afuera de su puerta. O al menos, no que ella pudiera notar.
Bien.
Se deslizó fuera de las