Capítulo 6 Un reencuentro

EL QUE NO QUISO LUCHAR FUI YO.

CAPÍTULO 6.

Patricia López.

-Te extrañé tanto.

-Yo más - la pegué a mí-, es lo único bueno de regresar aquí, tenerte cerca.

-Mi amor, no estés triste. Vendrán cosas mejores para ti.

-Lo mejor para mí eres tú -la abracé -, quiero tenerte conmigo siempre.

-Te amo amor - sonrió, mientras terminaba de vestirse.

Nos quedamos abrazados en silencio disfrutando del momento, extrañaba tenerla cerca, me sentía muy bien y feliz con ella. Luego la llevé a su casa, de la emoción del momento se me olvidó entregarle la sorpresa que tenía para ella, pensé en invitarla a salir al otro día para entregárselo. Llegué a casa y le hablé a mi madre para saludarla, le conté que el fin de semana viajaba, se puso muy feliz, me dijo que tenía visita, pero no le presté mucha atención y en ese momento mi padre pasó al teléfono.

Estaba muy amable me dijo que me esperaba para que fuéramos a visitar juntos el lote que quería comprar, solo le dije que sí, que viajaba el sábado o domingo en la tarde. Al día siguiente pasé por casa de mi amigo Andrés, él quería invertir en una discoteca, me propuso hacer el negocio en sociedad, sería una entrada extra de dinero mientras retomara mi carrera. Le dije que me gustaba la idea, sería una buena manera de invertir parte de mis ahorros. Lo acompañé a ver el local y sin duda, iba a ser una muy buena inversión.

Luego me encontré con mi antiguo entrenador, hablamos mucho, me dijo que él me ayudaría para que un nuevo equipo me patrocinara, que siguiera entrenando y apenas estuviera recuperado él me ayudaba a volver a las pistas. Eso sí que me generaba mucha alegría. En la tarde pasé por Mariana y la invité por un helado, luego caminamos por un hermoso parque, después de tanto platicar de como estuvo nuestro día respiré profundo mirándola a los ojos.

-Me encanta verte sonreír, no me cansó de mirarte mi amor.

-Me tienes nerviosa -sonrió-, desde hace mucho que me miras fijamente.

-Te miro por todas las veces que no pude cuando estaba lejos -tomé su mano-, es que eres lo más bello que me ha pasado hasta el momento, soy tan afortunado de tenerte.

-Mi vida -dejó un pequeño beso en mis labios-, afortunada yo por tenerte, eres una parte muy importante en mi vida, estoy muy feliz de tenerte aquí otra vez conmigo.

-Lo he pensado mucho, definitivamente te quiero en mi presente y futuro -abrió sus ojos como platos-, estoy realmente seguro de la mujer que tengo a mi lado, por eso quiero darte algo que tengo para ti.

-¿Qué es? -con una expresión de sorpresa murmuró.

-Un pequeño detalle.

Saqué la cajita de mi bolsillo, en su rostro se dibujó una perfecta O de sorpresa, abrí la caja con los dos anillos, ella seguía inmóvil.

» No tengo dudas de lo que siento por ti.

-¿Eso qué es? -susurró en un hilo de voz.

-No pongas esa cara hermosa, solo son dos anillos de promesa, quiero que lo tengas con la certeza de que en un futuro cambiaré ese anillo...-me interrumpió.

-Esteban, yo no estoy preparada para comprometerme.

-Mi vida -la tomé de las manos-, no estoy diciendo que será pronto, no es un compromiso, sólo es un anillo de promesa. Quiero decir que en mi futuro quiero que estemos juntos.

Respiró profundo y recibió la caja, se quedó observando los anillos en silencio y yo seguía con una tonta sonrisa que se borró cuando ella cerró la caja y me la devolvió.

-Lo siento, pero no puedo aceptarlo, aún somos jóvenes con una vida y una carrera por delante.

-Amor eso lo tengo muy claro, no estoy diciendo que nos casaremos en meses, solo quiero demostrarte con esto que yo sueño una vida a tu lado. Tal vez falte mucho para comprometernos o casarnos, pero quiero que sepas que te amo y quiero todo contigo, eres importante para mí, quiero algo serio contigo.

-Esteban, el que no me entiende eres tú -se levantó y empezó a caminar, yo tras ella-, yo entiendo que lo que quieres es a futuro cuando ambos estemos realizados -inhaló-. Pero yo no quiero eso.

Esas palabras me cayeron como un balde de agua fría, me quedé en silencio tratando de analizar lo que acababa de decir. Pensé que yo era tan importante en su vida como ella lo era para mí.

-¿Qué quieres decir con eso? ¿No soy tan importante como lo eres tú para mí?

-¡Esteban! -se quedó mirándome fijamente-, yo te amo y tú eres importante para mí-inhaló-, pero yo no he contemplado un futuro donde existan matrimonio e hijos, estos no son los planes de mi vida. Yo quiero crecer profesionalmente, no dejaré que nada derrumbe ese sueño, por ese motivo no te puedo aceptar tu regalo porque en mis planes no está una boda, jamás, ni contigo ni con nadie. Tengo otros sueños diferentes a los que tienes tú.

-¿Quieres decir que no quieres un futuro conmigo?

Esto me estaba doliendo, jamás imaginé esa respuesta de su parte.

-Quiero decir que no quiero matrimonio ni hijos, ni contigo ni con nadie, eso no lo tengo contemplado en mi vida como mujer. Podemos seguir siendo novios, pero de ahí no pasará.

Respiro profundo.

» Tú decides si quieres seguir con esta relación ahora que tienes claras las cosas. Tengo otros planes en mi vida más importantes que casarme, lo más importante en mi vida es mi carrera, pensé que para ti también lo era.

-Sí, también es una de las cosas más importantes en mi vida -fruncí el entrecejo-, pero mi otra prioridad siempre fuiste tú, la mujer con la que esperaba tener un presente, un futuro, pero ya me quedaron claras las cosas.

-Lo siento de verdad -bajó la mirada-, para que decirte mentiras, si no es lo que siento. Yo no quiero matrimonio en ningún plan de mi vida, espero que me entiendas, tampoco quiero que la relación trascienda algo tan serio, yo la paso muy bien contigo, así como estamos.

-Quieres decir que solo es para pasarla bien y ya.

-Juntos la pasamos bien -me miró -, tenemos una relación tranquila, salimos, estamos juntos cuando queremos, sin compromisos serios, para qué complicarnos la vida, si estamos bien así.

-Mariana, veo que tenemos pensamientos muy diferentes, lo que para mí es importante para ti es un pasatiempo.

-No - se llevó las manos a la cabeza -, las cosas no son así, yo te amo, pero...

-Ok - la interrumpí-, te acompaño a tu casa.

Empecé a caminar.

-¿En serio, tomarás las cosas así? ¿Cómo queda nuestra relación? Hablemos.

-Después miramos - fruncí el ceño- como dices tú, hay cosas más importantes en la vida.

-Esteban...

-No digas nada -la interrumpí.

Caminé en silencio, sentí un nudo en la garganta, no quería hablar con ella así, no íbamos a llegar a ningún lado. Prefería esperar cuando estuviera calmado y hubiera asimilado todo. Con la cabeza enredada era mejor no hablar, jamás esperé esa respuesta de su parte, yo creí ser una de sus prioridades, pero parece que no, ella solo quería una relación de novios para divertirnos y que no pasara de ahí.

Ambos permanecíamos en silencio, ella seguía con la mirada en el piso, la dejé en la puerta de su casa y no dije nada, solo seguí mi camino, eso me dolió como no imaginé. Llegué al apartamento, me encerré en la habitación, cerré los ojos tratando de entender todo lo que pasó. Me dolía porque la amaba, ella era el amor de mi vida, bueno la única mujer que había amado tanto.

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Narrador omnisciente.

En ese momento Esteban estaba dolido por todo lo que pasó con Mariana, él soñaba con un futuro al lado de la mujer que, según él, era el amor de su vida. La única mujer que ha amado de verdad, aunque en sus planes nunca contempló un matrimonio o una vida con alguien, cuando llegó Mariana y al pasar el tiempo, después de un año a kilómetros de distancia, Esteban estaba seguro que ese amor podía con todo.

Por eso quiso soñar con un futuro juntos, él decía que la amaba y ella era la única mujer que quería para esposa y madre de sus hijos en un futuro. Él tenía unos planes y ella tenía otros, pero lo peor es que el destino o la vida tenía planes muy diferentes para Esteban.

Su mundo se pondría de cabezas, ahora era él, quien cambiaría de pensar, lo que en un año se construyó, en cuestión de días podía desaparecer, o incluso en un abrir y cerrar de ojos. Al parecer Esteban no había entendido que no se podía hacer planes, porque la vida hace con uno lo que se le da la gana.

Estaba triste y dolido, solo necesitaba tiempo para aclararse, en ese tiempo podía pasar muchas cosas. A veces creemos estar enamorados, pero ¿qué es el amor? Esa misma pregunta se la estaba haciendo él en esos momentos y sin esperarlo su pregunta tendría respuesta cuando menos lo esperaba.

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___ Narra Esteban ___

Tomé la caja con los dos anillos y los guardé en un cajón. Recibí varios mensajes de texto y llamadas de Mariana, pero no quise responder. En ese momento tenía una mezcla de sentimientos encontrados, me dolía saber que Mariana no me tenía en sus planes. ¿Qué era para ella? ¿Me amaría tanto como yo a ella, o solo era un entretenimiento? Esas eran las dudas que tenía en la cabeza y no me dejaban estar tranquilo.

No quería pensar mal de ella, cuando estuve en Italia, ¿me extrañó en verdad? Yo que pensé que nuestra relación se había fortalecido, al parecer fue todo lo contrario, no era tan importante como pensaba. Me quedé horas mirando al techo, tratando de entender todo.

Al día siguiente pasé por la discoteca "ZEPOL AICIRTAP". Mi amigo escogió el nombre, me gustaba, me parecía muy original, organizamos algunos detalles. Le dije que se encargara él de administrarlo. Yo pasaría de vez en cuando, le encantó la idea, él era más de fiestas.

Empecé a organizar todo para irme a casa de mis padres unos días, estaba casi seguro de quedarme los tres meses que me faltaban allá. Aún no había hablado con Mariana, lo mejor era darnos un tiempo, no quería decir cosas que nos lastimaran ya que las palabras dichas no tenían remedio.

Decidí adelantar el viaje, compré los tiquetes para viajar a mi pueblo, aunque no le avisé a mi madre, quería darle la sorpresa. Tal vez hice mal en irme sin hablar con Mariana, pero creí que un tiempo nos vendría bien. Salí a las dos de la tarde, llegué al pueblo a las cinco, luego pagué un taxi para que me llevara a casa de mis padres. Llegamos al patio de la casa, me bajé y el primero en salir fue mi hermano Andrés que ya tenía 10 años, me abrazó, estaba muy feliz. Al escuchar el alboroto salió mi padre y luego mi madre, una sonrisa se dibujó en su rostro.

-Hijo -me abrazó y besó mi frente-, que hermosa sorpresa, ¿Por qué no me avisaste?

-Hijo -me abrazó mi padre-, bienvenido a casa.

Me recibió la maleta.

» ¿Por qué no avisaste para bajar al pueblo por ti?

-Hola, que bueno verlos, quería darles la sorpresa.

-Qué bonita sorpresa hijo -me abrazó otra vez, mi madre estaba feliz-, pero entra hijo, estaba haciendo la comida, ven para hacerte algo bien rico.

Sonrió.

» Vamos a la cocina -entramos a la casa, mi madre no me soltaba-, ah, se me olvidaba ven para que saludes a alguien.

-¿A quién madre? -Indagué con curiosidad.

-Ya lo verás hijo -Entramos a la casa directo a la cocina- , mira hijo saluda.

Me quedé parado en la entrada de la cocina como embobado sin palabras, solo miré y miré.

Nota:

¿Qué le deparará el futuro?

¿Quién estará de visita?

            
            

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