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La luna menguante era gibosa esa noche, y dado que la fiesta en el Puente de Carlos había terminado hacía una semana, el clan solo había pensado en la fiesta de compromiso de tres días de Sara con Yago. Pero lo que en realidad quería es terminar de concertar el encuentro que sería la clave del gran cambio de su vida.
Todavía no se atrevía a ser con