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Sara tiró de la camilla del niño con todas sus fuerzas hacia el interior de la tienda con raíces en los árboles. Por suerte, la arena del suelo ayudó a deslizarse. Y el día estaba casi amaneciendo. Debería correr para esconder los caballos y volver para curar la herida. Ahora estaba inconsciente, y la única razón por la que no estaba muerto era por