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Los días siguientes fueron un torbellino. Aunque la ciudad seguía su ritmo habitual, para Camila, cada jornada se sentía más densa, como si una sombra la acompañara a todas partes. Después del inesperado encuentro con Valeria, sus sentidos estaban más alertas que nunca. Caminaba mirando por encima del hombro, temía cada desconocido que se acercaba