Enzo y Amatista subieron a la terraza del club, buscando un lugar tranquilo donde disfrutar de la cena. Se acomodaron en una mesa apartada, aunque ambos sabían que Emir, Nicolás, Samuel y Leonel no dejaban de observarlos desde la distancia, atentos a cada uno de sus movimientos.
Enzo llamó al camarero y ordenó carne y pasta, mientras Amatista optó
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