Al día siguiente, el ambiente en la mansión Bourth estaba tranquilo. Amatista y Enzo se encontraban en el jardín, disfrutando de una tarde relajada en unos sillones bajo la sombra. La brisa suave acariciaba sus rostros mientras conversaban de manera ligera y relajada, compartiendo risas y comentarios.
Enzo, como siempre, mantenía esa sonrisa tranqu
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