La tarde avanzaba en la mansión del campo, envuelta en un aire de calma poco usual para el estilo de vida de Enzo Bourth. Sentado en el sofá, Enzo observaba a Amatista mientras ella recogía los restos del almuerzo que él apenas había podido terminar, más por insistencia de ella que por apetito propio.
-Gatita, no hace falta que hagas todo por mí -d
COPYRIGHT(©) 2022