El amanecer llegó de manera tranquila a la suite del hotel. La luz suave del sol se filtraba a través de las cortinas, tiñendo la habitación de un tono cálido y dorado. Enzo se encontraba recostado en la cama, mirando a Amatista mientras ella dormía plácidamente a su lado. Aunque la fiebre que había tenido la noche anterior parecía haberse desvanec
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