La luz de la mañana se filtraba a través de las cortinas de la habitación principal de la mansión Bourth, iluminando suavemente a Amatista mientras se estiraba con pereza. Su movimiento no pasó desapercibido para Enzo, quien, con una sonrisa traviesa, deslizó sus manos hasta su abdomen, provocándole suaves cosquillas.
-¡Amor, detente! -dijo entre r
COPYRIGHT(©) 2022