Amatista se encontraba sentada en el despacho de Enzo, el ambiente cálido de la mansión Bourth envolvía la habitación, pero la inquietud en su pecho no la dejaba relajarse. Había entregado su diseño ese día, y aunque la espera por la devolución de los evaluadores estaba fuera de su control, no podía evitar sentirse nerviosa. Sus dedos tamborileaban
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