Una vez dentro de la casa, Amatista y Roque se sentaron en la amplia mesa de madera junto a los demás. La estancia desprendía una calidez hogareña que contrastaba con los días de tensión que había vivido. Emilia, con su amabilidad característica, le ofreció un té a Amatista mientras Luis preparaba un café para Roque.
-¿Trabajas con Enzo Bourth, com
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